Cristina necesita 20% de inflación para mantener el excedente de recursos

Cristina necesita 20% de inflación para mantener el excedente de recursos

Por: Enrique Szewach
Ámbito Financiero

El presidente Kirchner ha hecho del manejo discrecional de la «caja» su arma política más importante. Testigo de lujo que fue de la «rebelión de los gobernadores» contra De la Rúa, y de la conspiración de los barones de la provincia de Buenos Aires en el armado de los tristes saqueos de diciembre de 2001, sabe que tener dinero en la cuenta y manejarlo a voluntad resulta clave para conservar el poder. Su «pseudoortodoxia» presupuestaria es más hija de su instinto de supervivencia política que de una concepción fiscalista de la economía.

En ese sentido, uno de los recursos más importantes que utilizó su administración en estos años ha sido el de subestimar ingresos impositivos para luego poder asignar el excedente, sin control del Congreso y sin limitaciones legales. Ese manejo discrecional del excedente de recaudación, que se mide en miles de millones de dólares en estos años, es muy superior al efecto de los «superpoderes» del jefe de Gabinete y su capacidad de reasignación de partidas.

Ahora bien, esa subestimación de ingresos tiene dos componentes: una menor estimación del crecimiento económico y una menor estimación de la inflación, dado que la recaudación nominal aumenta por el crecimiento de la economía y por el incremento de los precios. En el cuadro se presenta en la columna «PBI» la diferencia entre el crecimiento presupuestado (4% para cada año) y el observado a final del año, estimandopara 2007 el 7,5% y 6% para 2008. En la columna «Inflación», por su parte, se refleja la diferencia entre la tasa de inflación presupuestada y también la verificada al final del año, estimando 18% para 2007.

Téngase en cuenta que ese 18% no es el IPC o el CER, sino una «mezcla» Consumidor-Mayorista, dado que la recaudación fiscal se ve influenciada tanto por la evolución de los precios al consumidor como de los precios mayoristas. Finalmente, en la columna «Total» se registra la composición de ambas diferencias, multiplicando ambas.

# Subestimación

Lo que se desprende del cuadro mencionado es que, tanto en 2005 como en 2006, los mayores ingresos surgieron por una clara subestimación del crecimiento y una menor distancia entre la inflación observada frente a la presupuestada. En cambio, en 2007, el boom de ingresos «excedentes», es decir, libres de asignación por parte del Presidente, se vincula más con la aceleración de la inflación que con el mayor crecimiento, que igual sigue siendo importante. Como el Presupuesto estima otro 4% de crecimiento para 2008, pero ahora la mayoría de los analistas esperan una mayor desaceleración del crecimiento -digamos, 6%-, esta tendencia a que los ingresos «sobrantes» dependan más de la inflación que del crecimiento se acentuará en el próximo año.

Suponiendo que Cristina, si es presidenta, aspira, o necesita, tener el mismo porcentaje de recaudación excedente que su marido para «convencer» a los sindicalistas de aceptar las decisiones del Consejo Económico Social, subsidiar a los empresarios, tasa de interés o energía; manejar la situación deficitaria de la provincia de Buenos Aires o conspirar en Santa Fe o Córdoba y seguir controlando a los «nuevos» intendentes de la provincia de Buenos Aires, y dado el crecimiento económico de 6% estimado, se puede calcular la «diferencia» de inflación que mantiene dicho excedente libre en 15% de 2007. Esa diferencia es 13. Como la inflación estimada por el Presupuesto es de 7,3%, entonces, la inflación que necesita Cristina para mantener, porcentualmente, los mismos recursos excedentes que Néstor, ronda 20%.

Obviamente, éste es un ejercicio teórico. Casi un juego. Siempre hay margen para subir retenciones a la exportación -aunque seguramente habrá que usarlas para nuevos aumentos de salarios y jubilaciones, que no están contemplados en el Presupuesto- y puede ser que, siendo Cristina mujer y atractiva, no necesite del recurso de «billetera mata galán», del que abusó su marido para mantener el poder. Pero el ejercicio lo que muestra es que seguir con esta política de hacer «caja» por encima de lo presupuestado para usarla discrecionalmente, en una economía que se desacelera implica una mayor demanda de inflación por parte del gobierno. Demanda de inflación que puede resultar incompatible con un contexto macroeconómico complejo como el que se avecina.