Friday, November 28, 2008

"No tendrá éxito el anuncio de blanqueo"

Pesimismo de dos economistas respcto de la economía en 2009

"No tendrá éxito el anuncio de blanqueo"

Por: Cecilia Roslan
Ámbito Financiero

«El gobierno debería descorchar botellas de champán en caso de conseguir u$s 1.000 o 1.500 millones con la repatriación de capitales». La frase pertenece a Jorge Avila, economista de la Universidad del CEMA, que pronosticó el fracaso del blanqueo propuesto por el gobierno. Según lo definió, es una «usina de incertidumbre» que multiplica el riesgo-país argentino.

En diálogo con Ambito Financiero, Avila anticipó el empeoramiento de las cuentas fiscales para el año que viene por contracción de la actividad económica. El economista estimó que no alcanzarán los fondos de las AFJP y que entonces la respuesta será una suerte de «devaluación administrada»: ante la caída de la recaudación «necesitan emitir y la única salida para recaudar el impuesto inflacionario es la devaluación», explicó.

Periodista: ¿Qué opina del plan lanzado por el gobierno que incluye la repatriación de capitales?

Jorge Avila: La propuesta es inédita por su alcance. No creo que vaya a tener éxito de traer fondos y reactivar la economía. Tampoco creo que redunde en una gran recaudación. La propuesta del año 92, en un contexto totalmente distinto, aportó cerca de 2% del PBI. En ese momento se confiaba en el respeto al derecho de propiedad. Las moratorias y los blanqueos durante los últimos 30 o 40 años no produjeron más de medio punto del PBI, que hoy serían u$s 1.500 millones. El gobierno debería descorchar botellas de champán en caso de conseguir u$s 1.000 o 1.500 millones, en medio de una tremenda fuga de capitales y una estampida del riesgo-país, indicador de la falta de confianza. Estamos viviendo los efectos de un default sin haber caído en él. Por eso anticipo un fracaso. Hoy el dueño de una pyme que blanquee a sus empleados en negro no sabe si este mismo gobierno duplicará mañana la presión tributaria.

P.: ¿Se podrían complementar estas medidas de modo de generar la confianza necesaria para detener esa fuga?

J.A.: En la Argentina hay una usina de incertidumbre por el ataque a mansalva de los derechos de propiedad, la Resolución 125, la estatización de Aerolíneas, la expropiación de los fondos jubilatorios y el INDEC. Por eso sube el riesgopaís,que se multiplicó desde el año pasado y significa que no hay crédito para la Argentina. Entonces la demanda agregada se compacta y le sigue la acumulación de inventarios y estancamiento de la producción.

Obstáculos

P.: ¿Cómo afectará la situación financiera del gobierno?

J.A.: Lo que sume a los ingresos fiscales el manotazo a los fondos de las AFJP será más que neutralizado por la caída en picada de la recaudación del año que viene por suba del riesgo, fuga de capitales y colapso de la actividad económica. No hay forma de parar la recesión y se va a empeorar la situación fiscal. Para reactivar la economía, hace falta bajar dramáticamente el riesgo argentino, y eso requiere salvaguardas de respeto a los contratos y la propiedad. Eso es incompatible con Néstor Kirchner. La Argentina con Néstor Kirchner no tiene salida, es un país estancado. Ya el año pasado me llamaba la atención que la Argentina no había entrado en recesión, cuando el riesgopaís pasó de 180 puntos en eneroa 600 en noviembre. Esto se debió a que los precios de nuestros productos estaban en estampida. El riesgo comprimía la demanda y el aumento de los precios motivaba la expansión; pero ahora los precios se desmoronaron y el riesgo argentino pasó de 600 a 1.800 puntos. No se puede luchar contra eso.

P.: Con ese panorama, ¿ya es esperable una recesión?

J.A.: En octubre, la actividad entró en franca caída. El año que viene habrá recesión porque se cayeron los precios internacionales y el riesgo-país se desbordó y nada se va a hacer para contenerlo. Se ve al gobierno «raspando la olla» para cumplir con los vencimientos y evitar el default que implicaría un incendio político.

P.: Usted vaticinó que con la sanción de la estatización de los fondos de las AFJP el gobierno no estaba evitando el default, sino anticipándolo.

J.A.: Yo anticipé que de sancionarse esa ley, la Argentina iba a experimentar un default sin entrar en default: hoy el riesgo-país llega a 1.800 puntos, la actividad va en picada y aumentará el desempleo.

P.: ¿Cómo espera que afecteal tipo de cambio este nuevo escenario?

J.A.: Va a bajar la recaudación, entonces necesitan emitir y la única salida para recaudar a través del impuesto inflacionario es la devaluación, que no va a ser desordenada ni catastrófica, porque hay reservas. Esto inducirá una inflación de 20% a 30%. Sin embrago, la van a presentar como causada por el mercado: se eleva el tipo de cambio porque Brasil devalúa y por la situación internacional. En realidad, es Martín Redrado con Kirchner atrás. Ya no hay flotación; es una «devaluación administrada». En la Argentina flotar es devaluar, y nadie aparece como culpable. No, están devaluando sistemáticamente el peso porque les permite emitir. El motivo es fiscal.

Thursday, November 27, 2008

Actuar antes que sea tarde (recesión sin precedentes)

Actuar antes que sea tarde (recesión sin precedentes)

Por: Agustín A. Monteverde
Ámbito Financiero

La Argentina se encuentra a las puertas de una nueva recesión, cuya gravedad y extensión podrían no tener precedentes.

La violencia del frenazo -se registran caídas en las ventas de entre 30% y 40% en los más diversos sectores- sorprende incluso a quienes alertamos sobre la amenaza de un progresivo estancamiento para este año, en los tiempos que un INDEC novelesco aún podía recitar el cuento de las tasas chinas.

El cuarto trimestre cerrará con una caída neta de la actividad económica y la contracción durante el año próximo podría alcanzar 2,5%.

La posibilidad de revivir una pesadilla todavía fresca en la memoria de los argentinos obedece más a los repetidos desatinos y atropellos del gobierno que a los rigores de la severa crisis internacional que por tozudez hasta último momento se prefirió ignorar.

Nunca se vio un gobierno que, a la vez de proclamarse keynesiano, instrumentara tan puntillosamente medidas propias de un auténtico manual depresivo. Permanentes contrasentidos han sido la norma de la gestión K. Dominado por esa esquizofrenia, el mismo gobierno que mantuvo políticas expansivas frente a la inflación que se desbocaba, ahora gasta las reservas, absorbe pesos y lleva a alturas impensables las tasas de interés en el preciso momento que se derrumba la actividad económica a nivel planetario. Todo ello para contener la suba de un dólar que se aprecia, en cambio, frente a casi todas las monedas mundiales. Ese mismo dólar al que durante los últimos años -a costa de inflación y gasto cuasi fiscal- se lo sostuvo ( nominalmente) alto mientras se desplomaba en el resto del orbe. A esta antojadiza y tramposa convertibilidad prefirió llamársela « flotación administrada».

En plena recesión, cuando más se necesita del crédito, se liquida con un manotazo el único mecanismo de ahorros de largo plazo: el sistema de capitalización individual. Mientras se declama productivismo, en esta delicada circunstancia global, cuando menos hay que entorpecer a los sectores competitivos, se los asfixia con un doble cepo cambiario e impositivo, de dólar atrasado y elevado castigo a las exportaciones.

El circuito de financiamiento de las pymes se encuentra en situación desesperante. La reducción en los márgenes de descubierto está generando un default en cadena de ese segmento de empresas.

Pese a las altísimas tasas, en octubre se fueron $ 7.130 millones de depósitos del sector privado. En las dos primeras semanas de noviembre, se perdieron otros $ 1.500 millones.

La estampida de capitales provocada por la inseguridad jurídica devoró reservas y todo el excedente de cuenta corriente del año en curso. En octubre, la formación de activos externos alcanzó el récord de u$s 4.500 millones.

El deterioro fiscal y del balance-de pagos, junto a las dudas sobre el verdadero nivel de las reservas internacionales, impulsan la dolarización, más allá de los controles cambiarios y las presiones oficiales. Préstamos del BIS, ventas a futuro, deudas con la ANSeS y otros ítems arrojan sospechas de una inflada contabilización de las reservas.

Las cotizaciones de los bonos soberanos, por su parte, evidencian una percepción
generalizada de default inminente. Las exorbitantes tasas de retorno no consiguen seducir a los otrora denostados especuladores.

¿Tiene asidero tanta cautela inversora luego de que se confiscaran los fondos acumulados en 9,6 millones de cuentas jubilatorias individuales? ¿Acaso los Kirchner no han resuelto de un manotazo sus urgencias financieras con vistas a 2009?

La confiscación de los ahorros jubilatorios -siempre que no se proceda a una liquidación irracional- aportaría hasta u$s 4.500 millones «nuevos». La liquidación de las acciones que están en las carteras administradas provocaría el derrumbe del valor de las compañías cotizantes. Tampoco es hoy factible liquidar los depósitos a plazo fijo, a riesgo de generar la quiebra del sistema bancario, particularmente entre las grandes entidades.

En el mejor de los casos -y dependiendo de las decisiones del juez Griesa y otros tribunales extranjeros- sólo se podrá hacer de unos u$s 2.500 millones de la venta (a mal precio) de activos externos. A esto se agregarían -dependiendo de la marcha de la economía en general y del empleo en particular- unos u$s 2.000 millones « nuevos» de los aportes anuales de los actuales aportantes al sistema de capitalización (otros u$s 2.500 millones de aportes anuales hubieran sido invertidos de todas formas por las AFJP en bonos públicos y ya estaban asumidos como cautivos). Sobre la base de proyecciones conservadoras del deterioro que sufrirá la actividad doméstica, el superávit primario del año próximo, sin computar aquella confiscación, no superaría los u$s 6.000 millones.

Con vencimientos de deuda por u$s 20.500 millones, al gobierno le faltarían al menos u$s
10.000 millones aún computando la contrarreforma previsional, habida cuenta de la imposibilidad de recurrir al financiamiento voluntario.

¿Cuál puede ser la decisión de Kirchner ante semejante encerrona?

Una primera posibilidad sería obtener u$s 5.000 millones «nuevos» en el primer semestre y demorar hasta después de las elecciones un default formal (entre noviembre y diciembre vencen unos u$s 5.000 millones). Pero esto es improbable: Néstor Kirchner no está dispuesto a cargar con el estigma de una declaración de default. Creemos que el camino elegido será echar mano a las reservas internacionales del BCRA. Y por cierto que el gobierno -en silencio- ya ha previsto esa posibilidad. La nueva Ley de Presupuesto modificó el artículo 20 de la Carta Orgánica del Banco Central, con lo que podrá recurrir a -qué casualidadunos u$s 10.000 millones de las reservas. Esto llevaría el tipo de cambio de equilibrio por encima de $ 5 por dólar; el ratio podría ser mayor si se confirmaran las sospechas sobre el inflado artificial de las reservas. No hay resto para sostener la persistente huida de los argentinos hacia el dólar.

Claro que esa nueva ley orgánica expone a que las reservas internacionales sufran embargos por tribunales extranjeros.

Contramano

El gobierno tampoco tendrá problema alguno en usar los fondos que hasta hoy eran de los futuros jubilados, a contramano de las repetidas promesas al respecto. Para ello se modificó la ley orgánica del Banco Nación, habilitándolo a prestar al gobierno hasta 30% de los depósitos del sector público -incluida la ANSeS- para el pago de vencimientos de la deuda y obras públicas. Ese margen representa más de u$s 5.000 millones.

Por supuesto que no puede descartarse una contracción aún más severa de la economía local, como tampoco una caída adicional de los precios de los commodities, o un deterioro brusco de la actividad económica en Brasil. Esos eventos podrían esfumar toda posibilidad de cumplir con los vencimientos del año próximo.

Por eso, resguardar la actividad económica y los niveles de ocupación resulta indispensable. Es vital que los gobernantes de todo el mundo promuevan reacomodamientos en los precios de los diferentes sectores. Si los precios ajustan a la baja, la economía podrá lograr un nuevo piso de equilibrio desde el cual volver a la senda del crecimiento. Si los precios no lo hacen, la debilidad de la demanda se traducirá íntegramente en una siempre trágica caída de las cantidades. Menos ventas, menos producción, menos empleo, y su contracara: desocupación, pobreza y miseria crecientes. Esto significa que se debe incentivar y facilitar a las empresas la reducción de los precios de sus productos o servicios; y que también se debe alentar a los trabajadores a aceptar recortes salariales y de horas de trabajo. Y, por supuesto, el Estado también deberá estar dispuesto a reducir las cargas tributarias. Si todas las partes no están dispuestas a colaborar a desinflar la burbuja, el colapso vendrá de todas formas en su versión más dramática, por vía de las cantidades. Con parálisis, quiebras, desempleo y evasión en gran escala.

Las recetas «antirrecesivas» que Hoover y Roosevelt aplicaron en los 30 en EE.UU. lograron perpetuar una crisis que, iniciada en 1928, sólo finalizó con el ingreso en la Segunda Guerra en 1941. El cierre de las fronteras comerciales, con la consiguiente caída de las exportaciones, la rigidez salarial y la presión tributaria creciente ahogaron la economía norteamericana y elevaron la desocupación a más de 10 millones de personas cuando el tan venerado New Deal ya cumplía cuatro años y corrían diez de comenzada la crisis. Sólo entre agosto de 1937 y marzo del año siguiente los mercados se derrumbaron casi 50%. Lamentablemente, en boca de nuestros dirigentes campean reclamos de mayor proteccionismo, mejoras salariales y aumentos de impuestos, ignorantes de las enseñanzas de la historia e indiferentes a la elocuencia contundente de una destrucción sin precedentes de riqueza a escala planetaria.

Tuesday, November 18, 2008

Se viene la emergencia previsional

Más reacciones ante la inminente estatización de las AFJP
Se viene la emergencia previsional

Por: Aldo M. Abram
Ámbito Financiero

La estatización del sistema de capitalización tuvo media sanción de la Cámara de Diputados y marcha hacia una casi segura aprobación en el Senado. El nivel de discusión del tema dejó claro el grado de desconocimiento con el que votan nuestros legisladores.

Cuando los representantes argumentan que no hay confiscación porque es un derecho en expectativa, desconocen que el sistema de capitalización no funciona como el de reparto, en el que con los aportes se compra el derecho a una futura jubilación. En la ley que dio origen a los fondos de jubilaciones y pensiones, se estableció que los aportes eran ahorros para la vejez de los afiliados y que les pertenecían. Se acotó su disponibilidad a poder decidir quién administraría ese flujo de recursos y, una vez cumplidas las condiciones para jubilarse, a qué empresa se destinaría para la compra de una renta vitalicia. Es más, la norma determina que el Fondo no es parte del patrimonio de las administradoras, sino propiedad de los aportantes; por lo que la administradora puede quebrar y el afiliado mudar sus ahorros intactos a otra AFJP. Uno puede disponer de tal forma de algo que es un ahorro; pero, eso no es posible hacerlo con un derecho en expectativa. Tampoco, nadie caracterizaría así a un fideicomiso; a pesar de que, al igual que en el caso de los fondos, para recibir los resultados, el beneficiario debe esperar que se cumplan determinadas condiciones prefijadas, mientras un administrador se hace cargo de su gestión.

Según los legisladores y funcionarios oficialistas, habría que esperar hasta la edad de jubilación para poder determinar si el aportante se vio perjudicado por el cambio, por lo que eso impediría que pudieran actuar judicialmente. Esta es una visión corta del derecho de propiedad que está preservado en nuestra Constitución y que incluye nuestros ahorros, para cualquier fin que deseemos asignarlos. Por ejemplo, para nuestra vejez, como los recursos acumulados en las AFJP, que no son un aporte para adquirir un derecho a una jubilación determinada. Por ello, la apropiación de dichos recursos por el Estado es una confiscación de la propiedad de los afiliados y va en contra del mandato de nuestra carta magna. Por lo tanto, nuestros legisladores están sentando un triste precedente que diluirá aún más nuestra ya mínima seguridad jurídica. Cabe imaginarse cuánta gente querrá ahorrar o invertir en un país en el cual sus gobiernos y congresales no tienen ningún límite para tomar lo que es propiedad de sus residentes.

Diferencia

Distinto hubiera sido si el gobierno hubiese pedido a nuestros legisladores que, hacia delante, eliminaran la posibilidad de aportar a una AFJP, obligándonos a hacerlo al sistema de reparto. Esto sería un atropello a la voluntad de permanecer en el sistema de capitalización manifestada por los actuales afiliados el año pasado cuando el gobierno, argumentando darles más libertad, permitió pasarse al régimen estatal, cosa que pocos hicieron. Sin embargo, formalmente no estaría afectando ningún derecho constitucional.

Según nuestros legisladores y funcionarios, su intención es salvar a los afiliados a las AFJP, ya que sus fondos se han depreciado con la crisis internacional. No obstante, gran parte de las inversiones están en bonos del sector público que, es cierto, valen poco, pero debido a que cotizan como los de un país en «cesación de pagos». Esto último implica que la gente considera que es baja la probabilidad de que el Estado argentino cumpla con sus compromisos. Es decir, nos pretenden «salvar» transfiriendo nuestros ahorros para nuestra vejez, pasados y futuros, a un Estado que todos opinan que no pagará lo comprometido.

Compromiso

Para entender mejor la gravedad de lo expuesto anteriormente, es mejor tener clara la naturaleza de nuestro sistema de reparto. Cuando uno aporta a él, está comprando un compromiso futuro del Estado a abonarle un determinado pago mensual a partir de su jubilación. Es decir que está adquiriendo una deuda pública que le pagará cupones todos los meses durante su etapa pasiva. Sin embargo, el Estado lo contabiliza como ingreso corriente y puede gastárselo sin que ello signifique mostrar un déficit fiscal.

Con la reforma previsional del año pasado, también nos aseguraron que se gestaban los controles para que no se utilizaran los recursos para gasto público, creando el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Régimen Previsional Público. El resultado fue que el gobierno usó los recursos para «disfrazar» el resultado fiscal y poder gastar $ 11.000 millones más para las elecciones. ¿Alguien puede dudar que los recursos de esta nueva reforma terminarán financiando la política económica y fiscal expansiva del gobierno para los comicios de 2009?

Algunos cálculos indican que, tras la sanción del proyecto oficial, el déficit previsionalse incrementará en casi u$s 500.000 millones. Si tenemos en cuenta que nuestra deuda pública es de unos u$s 160.000 millones, queda claro que la aprobación de este proyecto es lo que nos llevará a un futuro default previsional y no el mantener el sistema de capitalización, como aseguró en el Congreso un ministro.

Dado que esa cifra es impagable, en el futuro algún gobierno declarará una emergencia previsional más y les dirá a los jubilados que no puede abonarles lo que les prometieron, porque otros se gastaron la plata. Además, tendrá que pedirles un mayor esfuerzo a los contribuyentes, nuestros « agradecidos» hijos y nietos, para tratar de moderar en algo el perjuicio del sector pasivo. Historia repetida, ¿o alguien conoce algún jubilado que haya aportado por más de la mínima y que hoy cobre lo que corresponde?

Lo más grave es la pasividad ciudadana ante el atropello de sus derechos constitucionales. Empero, cómo podemos exigirle a doña Rosa que cumpla con su responsabilidad cívica, cuando en la dirigencia empresaria, académica y profesional, que cuenta con más medios, ha brillado por su ausencia o sólo manifestado alguna temerosa preocupación ante este hecho de enorme gravedad institucional. Alguna vez escuché decir al Dr. Carlos Escudé que «el populismo es la única alternativa democrática para países con altos niveles de pobreza». En realidad, creo que el populismo es la única alternativa democrática para países con una pobre dirigencia, lo cual condena a la Argentina a una permanente decadencia.

Tuesday, November 04, 2008

¡Arriba las manos! Vengo a salvarlo

Fondo de garantía de depositos, ¿otra víctima?
¡Arriba las manos! Vengo a salvarlo

Por: Agustín A. Monteverde
Ámbito Financiero

Más que un programa económico, Kirchner fundó un modelo de poder basado en el manejo discrecional de la caja. La caja holgada era el resultado de un desquiciado sistema tributario montado sobre feroces impuestos a las exportaciones solventados por precios internacionales inéditos para los productos de nuestros sectores más competitivos.

Advertimos reiteradamente la gravedad y extensión de la crisis que algunos limitaban al subprime.

Nosotros preferimos insistir en su carácter global y el inevitable impacto sobre las materias primas. Durante más de un año, la actitud oficial fue negar eventuales consecuencias sobre nuestra economía, que a juicio del matrimonio gobernante lucía como ejemplo para un Primer Mundo que se derrumbaba cual burbuja (¿?) y que necesitaba el plan B del que la sólida Argentina podía prescindir. Mientras la Presidente dedicaba horas cátedra a fustigar la codicia especulativa de banqueros e inversores y nos contaba cómo ella tenía perfectamente previsto el crac financiero, la larga y perdidosa batalla con el campo mostraba la realidad de un gobierno subido a una fiesta de commodities que creían interminable. Tan poco en cuenta tenía la grave situación internacional que -con el disfraz bajo el manto de un ya extinto acuerdo con los outholders- la angurrienta caja oficial apostó a conseguir fondos frescos de los bancos internacionales, llegando a signar una carta de intención en el mismo momento en que se desmoronaba la mitad del sistema bancario mundial. El documento no constituía tan siquiera un gesto; se trataba más bien de una grosera gesticulación enderezada a mostrar una «negociación efectiva» con los acreedores, condición exigida por el paciente juez Griesa para destrabar activos integrantes del colateral del préstamo garantizado y poder así forzar la refinanciación con los cautivos acreedores locales.

Nuestra economía, en tanto, iba evidenciando un parate inocultable. A las variadas cuestiones locales -controles de precios, normas laborales, presión impositiva, amenazante entorno políticose sumaría la perspectiva de una severa caída de nuestras ventas externas para arrojar un panorama fiscal verdaderamente sombrío para el crucial -por lo electoral-año próximo. Sin acceso a financiamiento voluntario y desechada la posibilidad de lograr el superávit fiscal proyectado en el fantasioso Presupuesto 2009, el programa financiero resultaba de cumplimiento imposible, dejándonos en la antesala de un nuevo default. Para los Kirchner eso significaría el final.

Rápido de reflejos y liviano de escrúpulos, el gobierno hizo del manotazo a los fondos jubilatorios particulares su tabla de salvación. Con impenitente cinismo, anunció su proyecto de salvataje al «conceptualmente inviable» régimen de capitalización individual. No alcanzaba con las sucesivas defraudaciones perpetradas al sistema, obligándolo a cargar con ruinosos bonos públicos, presionando a las administradoras para aceptar el canje, recortando a dos tercios los aportes, falsificando la inflación con que se ajustan esos títulos a una tercera parte de lo real. Si los afiliados no habían tenido la generosidad de pasar por propia y libre decisión sus aportes al barril sin fondo estatal, ahora les serían quitados por la fuerza. Ni en las más crueles monarquías absolutas un rey podía disponer tan a su antojo de los bienes de todos sus vasallos.

Confiscación

De nada servirían los argumentos morales o jurídicos. Una remunerada cohorte de legisladores, sindicalistas y medios de comunicación saldrían a hablar de estatización de las AFJP -falso a todas lucesen lugar de la masiva confiscación a más de nueve millones de argentinos. Es más, saldrían a argumentar la inexistencia del derecho de propiedad (así hacen los ladrones), basándose en la imposibilidad de disponer sobre esos ahorros antes de jubilarse (¿acaso no ocurre lo mismo con el importe a percibir por un pagaré?).

Con impar descaro, los mismos funcionarios que pocos meses atrás se mostraban como abanderados del derecho a la libre elección, intentan convencernos de los méritos de someterse alegremente al ultraje. Es que -aseguranvienen a salvarnos. De los quebrantos que ellos mismos les provocaron a nuestros ahorros. Prometiéndonos la jugosa jubilación estatal. La misma que gratifica hoy a 84% de sus « beneficiarios» con los haberes mínimos, cuando éstos eran 30% al comienzo de la gestión de Néstor I.

Tampoco importaron los argumentos más prácticos en contra del latrocinio a perpetrar: el solo anuncio de confiscación convertía a las tenencias de los futuros jubilados pasibles de embargos por parte de los tribunales extranjeros. Por si no fuera suficiente, el gobierno no esperó al Congreso y comenzó a actuar como el verdadero titular de los fondos, ordenando movimientos a las administradoras. La decisión precipitó los bloqueos. Los acreedores, buitres incluidos, agradecidos.

Resulta al menos pintoresca la actitud de algunos supuestos opositores. Sus críticas no se centraron en la propiedad violada o en la burla al libre albedrío. Su preocupación está en el correcto y profesional manejo de los fondos. El mismo (des)manejo que hasta hoy se hace con los fondos del sistema estatal -en abierta descapitalización, « prestados» al Fisco a tasa negativasin queja alguna por parte de estos objetores. Creer que quien se lleva por la fuerza los ahorros jubilatorios particulares los va a respetar intactos es como creerle a un violador serial que va a entrar al baño de las chicas tapándose los ojos. En esta Argentina, lo único intangible es el derecho de propiedad.

Plan de salvataje. Sistema de reparto. Nunca mejor elegidos los nombres. Queda claro quiénes se salvarán y de quiénes serán los dinerillos repartidos.

Asustados, los supuestos «beneficiarios» del salvataje huyen con lo que les queda de las reglas de juego del monarca. La salida de capitales recrudece, el dólar y las tasas toman altura. El Banco Central empeña las reservas para evitar una vuelta campana cambiaria.

«Hay artillería de sobra para controlar el dólar» -se oye decir a políticos y funcionarios-. No sabemos a cuál munición se refieren. Porque si se trata de las reservas, sobradas dudas quedan. Desde hace seis meses venimos advirtiendo sobre la oscura contabilidad al respecto. En el país en que se digitan desde las estadísticas de inflación y de actividad hasta las de pobreza, la opacidad de la información brindada por el BCRA no le va en zaga.

Es urgente que la autoridad monetaria informe el monto de préstamos de organismos multilaterales, de ventas a futuro, de operaciones de pase con divisas eventualmente de títulos públicos computados como reservas. La información sobre las cuentas públicas es un bien también público al que los ciudadanos tienen derecho. La falta de información clara y completa aumenta el temor de los agentes económicos.

También se necesita conocer con urgencia en qué activos se encuentran invertidas las sumas integrantes del Fondo de Garantía de los Depósitos. En momentos en que cruje el sistema bancario mundial, es saludable que los ahorristas puedan estar tranquilos sobre la real capacidad de auxilio del fondo que administra -bajo control estatal- la Sociedad de Garantía de los Depósitos (SEDESA).

Hay pedidos de informe en el Congreso durmiendo el sueño de los justos. Ya nos sorprendieron queriendo llevarse nuestros ahorros jubilatorios, sobre los que habían afirmado que respetarían nuestra libre elección. Esperemos que el nivel de las reservas internacionales y la situación del fondo de garantía no constituyan la próxima sorpresa. Todo vale cuando la caja, base del poder K, está amenazada.

Monday, November 03, 2008

El ajuste más benigno

Por: Enrique Szewach

Ámbito Financiero

Hace algunos años, las hinchadas de fútbol utilizaban cánticos mucho más ingenuos que ahora para mortificar a sus rivales. Uno en particular hacía referencia a la falta de gente y/o entusiasmo en la tribuna contraria -generalmente visitante-. Decía algo así: «Como no tienen hinchada, les hacemos la gauchada», seguido por una irónica mención del nombre del equipo contrincante, como si se tratara de la hinchada propia.

Las líneas que siguen se inscriben en el mismo contexto. Da toda la impresión, con todo respeto, de que Néstor Kirchner carece de equipo económico, al menos de uno capaz de decirle lo que piensa y jugarse por ese pensamiento.

Esa carencia nos está llevando lenta, pero inexorablemente, a un ajuste mucho mayor que el que necesitaríamos dado el cambio de ciclo internacional.

Por lo tanto, va una modesta contribución a la solución del problema macroeconómico que hoy enfrenta la Argentina.

Primero, nuevamente una definición del problema. La Argentina, como el resto del mundo emergente, ha recibido un shock externo negativo, reflejado en la baja de los precios de nuestros principales productos de exportación. La caída del valor de los activos financieros y de todo tipo en las carteras de sus ciudadanos, acumuladas fuera de la Argentina (efecto riqueza negativa) y, en el caso particular de nuestro país, una contracción de la demanda de nuestros vecinos, por la salida de capitales que han sufrido, en especial Brasil, y sus respectivos ajustes devaluatorios, frente a la revaluación del dólar motivada en la demanda global por liquidez dolarizada.

Las mismas condiciones que enfrentamos a finales de la década del 90. Con varias ventajas. Los precios de los commodities agrícolas, si bien han bajado fuertemente, se mantienen por encima de los vigentes en ese período. El sistema financiero y las empresas locales no están dolarizados en sus deudas y, en muchos casos, no tienen deuda. La Argentina, aunque en niveles inferiores a los « declarados», conserva superávit de caja -si se pudiera renovar la deuda- y superávit comercial -en baja por la caída de exportaciones, pero compensado por la segura reducción de importaciones-.

Este escenario global ya obligaba, obviamente, a un ajuste macroeconómico a la nueva situación.

Lamentablemente, el gobierno de Kirchner le agregó al escenario global dos señales desastrosas durante este año: la crisis con el campo y la decisión de confiscar los ahorros de los afiliados a las AFJP y de transformar, en el flujo, un ahorro en un impuesto. Ambas decisiones sumadas a las expectativas, alentadas por funcionarios y dirigentes empresarios, de un aumento del tipo de cambio real ( devaluación real) están llevando a una persistente salida de capitales, financiada con el saldo del balance comercial y reservas del Banco Central. Dicho de otra manera, estamos ante la necesidad de un «ajuste real» a la situación global, sumado, ahora, a un «ajuste financiero» derivado de la fuga de capitales generada por los errores del propio gobierno.

Dejemos, por ahora, de lado el tema de la salida de capitales.

¿Qué significa un ajuste real? Básicamente, que los salarios y el gasto público, medidos en dólares, tienen que caer. Esto implica un cambio de precios relativos a favor de los exportables y sustitutos de importaciones. ¿Por qué? Porque esto permitiría, al aumentar el saldo del balance comercial, que una parte del ajuste lo financie el resto del mundo. (Todos los países, obviamente, están tratando de que el ajuste lo paguen los otros.) Cuanto menor sea el aumento del tipo de cambio real, mayor será el ajuste interno, en términos de nivel de actividad y desempleo. Ahora bien, como estamos en un contexto de inercia inflacionaria de 20% anual mínimo, en una economía cuyo numerario es el dólar, resulta muy peligroso hacer este cambio de precios relativos tratando sólo de aumentar el tipo de cambio nominal,-dado que el riesgo de « estanflación», en ese contexto, es elevado. De manera que se requiere contener la suba nominal de salarios y gasto, para que la devaluación real sea importante, sin necesidad de una fuerte devaluación nominal. (Después vuelvo al tema de fuga de capitales que complica el análisis.)

De manera que ya estamos en condiciones de delinear una serie de medidas:

1. Retiro del Presupuesto Nacional del Congreso, para adaptarlo a las nuevas condiciones locales e internacionales. Congelando todas las partidas que se puedan. Moderando los aumentos de lo que tenga que subir, eliminando subsidios a las clases altas y concentrando recursos en gasto social. Contrariamente a lo que sucede en el resto del mundo, en la Argentina y en este contexto, el gasto público no es reactivante, porque no se puede financiar con deuda. Se financia con impuestos, en especial a los comerciables -menos saldo de balanza comercial- y con inflación -menos poder de compra de los asalariados-.

2. Eliminación de todas las restricciones a la exportación, incluyendo las retenciones, de manera de incentivar un aumento del saldo exportable. Así se logra, insisto, que parte del ajuste lo financie el resto del mundo comprando nuestros productos. (Una medida extraordinaria, como «señal», sería la eliminación lisa y llana del ONCCA.)

3. Junto con el nuevo presupuesto, un acuerdo de precios y salarios que «coordine expectativas» en torno a la inflación futura y no pasada.

Estas medidas permitirían cambiar precios relativos a favorde los exportables y sustitutosde importaciones sin necesidad de una fuerte devaluación nominal. Y esto se vincula con la fuga de capitales.

Obviamente, si la fuga de capitales continúa, lo que se consiga de aumento del balance comercial y de ajuste del sector asalariado servirá sólo para financiar la salida, sin tantas pérdidas de reservas, pero no influirá en el nivel de actividad. Hay que frenar el drenaje generado por Kirchner y su política antikeynesiana de «confiscar» y «expropiar», en lugar de inyectar fondos a la economía privada.

En ese sentido, un conjunto de medidas de emergencia adicionales:

1. Retiro inmediato del proyecto de confiscación de los ahorros previsionales del Congreso.

2. Aprovechar la desaceleración de la inflación para un inmediato blanqueo del INDEC, eliminando la intervención y restableciendo autoridades creíbles.

3. En ese contexto, solicitar al FMI un crédito de apoyo por el importe de la cuota a la que tiene derecho la Argentina, (aproximadamente 20.000 millones de dólares), sin programa y sólo con monitoreo, para cancelar deuda y fortalecer las reservas del Banco Central.

Por supuesto que este conjunto de medidas tienen el propósito de recuperar la confianza perdida en el kirchnerismo -si eso fuera posible-, frenar la salida de capitales y la suba de la tasa de interés en pesos, y minimizar el ajuste interno, con menos caída de nivel de actividad, empleo y salarios.

La alternativa es la que estamos viviendo. Fuga de capitales,necesidad de una mayor devaluación nominal para «contrarrestar» el efecto K sobre los derechos de propiedad, mayor recesión, mayor desempleo, pérdida de reservas del Banco Central, etc.

En síntesis, las variantes surgen relativamente claras: o un programa de emergencia para suavizar el ajuste actual, o seguir con este programa de aliento a la fuga de capitales, la recesión, el desempleo y la pérdida de reservas. O un « overshooting» de tipo de cambio, para contrarrestar el ataque K a los derechos de propiedad.

Si tuviéramos una oposición responsable, muchas de estas medidas podrían surgir del Congreso, presionando sobre el Ejecutivo. Lamentablemente, hoy estamos frente a las dos últimas alternativas o, mejor dicho, frente a la sucesión consecutiva de los dos últimos esquemas. Un intento de parar «de prepo» la fuga de capitales, seguido por un «overshooting» cambiario.

Dadas las condiciones iniciales descriptas y las opciones disponibles, una verdadera lástima.

Thursday, October 30, 2008

Why men don’t write personal advice columns

Dear Walter

I hope you can help me here. The other day, I set off for work leaving my husband in the house watching the TV as usual. I hadn't gone more than a mile down the road when my engine conked out and the car shuddered to a halt. I walked back home to get my husband's help. When I got home I couldn't believe my eyes. He was in our bedroom with the neighbour lady. I am 32, my husband is 34 and we have been married for twelve years. When I confronted him, he broke down and admitted that they had been having and affair for the past six months. I told him it would have to stop or I would leave him. He was fired from his job six months ago and says he has been feeling increasingly depressed and worthless. I love him very much, but ever since I give him the ultimatum he has become increasingly distant. He won't go to counselling and I'm afraid I can't get through to him any more.

Can you please give me some advice?

Sincerely,
Sheila


Dear Shelia,

A car stalling after being driven a short distance can be caused by a variety of faults with the engine. Start by checking that there is no debris in the fuel line. If it is clear, check the vacuum pipes and hoses on the intake manifold and also check all grounding wires. If none of these approaches solves the problem, it could be the fuel pump itself is faulty, causing low delivery pressure to the carburetor float chamber.

I hope this helps,
Walter

"Estatización de AFJP es despropósito institucional"

Entrevista A Carlos Rodriguez. El economista adjudicó la decisión a que «no hay plata»
"Estatización de AFJP es despropósito institucional"

Ámbito Financiero

«Entre hacer un default sobre los títulos públicosque garantizan la jubilación y nacionalizar los bancos no veo una diferencia. Son medidas que en la mente del gobierno no suenan extrañas.» El paralelismo pertenece al economista Carlos Rodríguez, para quien el anuncio de la estatización de las AFJP «sugiere que no hay plata, que faltan fondos», además de que «es un manotazo de ahogado para ganar votos en 2009, año electoral».

El rector de la Universidad del CEMA recibió a este diario en su oficina en donde sostuvo que el proyecto oficial anunciado el lunes de la semana pasada es «un despropósitoinstitucional y un ataque al derecho de propiedad».

Periodista: ¿Qué opina del anuncio de estatización de las AFJP?

Carlos Rodríguez: Considero el proyecto un despropósito institucional y un ataque al derecho de propiedad, a la palabra empeñada y a las leyes vigentes. El Poder Ejecutivo tiene todo el derecho de proponer las ideas que se le ocurran. A pesar de que tenemos pocas instituciones, el problema es que no funcionan muy bien. El proyecto está siendo sometido a los latigazos de la oposición y de la prensa. Tiene que votarse en el Congreso, que es el mismo Legislativo que pasó la ley de intangibilidad de los depósitos, la privatización de las jubilaciones y que aplaudió el default de la deuda; además de haber suspendido la 125 por un voto, que está bastante dividido, por lo que no le tengo tanta confianza. No puede este mismo Congreso aprobar una ley diciendo que lo otorga la posibilidad de elegir y luego sacar otra que quite ese derecho. Es jugar con la gente. Pero son los políticos que supimos elegir.

Regulación

P.: ¿Puede frenarse en el Congreso?

C.R.: Tengo mis dudas. Los mismos partidos políticos que aplaudieron la aprobación del sistema de jubilación privada, que considero fue una buena decisión muy mal instrumentada, son los que están hoy. Pero esto es culpa de los reguladores.

Porque un auto choque no vamos a prohibir circular con automóviles. El Congreso creó la idea, pero hay que regular bien a las AFJP. No se puede salir a decir 14 años después que las administradoras están perdiendo plata. Es así porque las obligan a comprar bonos del gobierno y no les pagan. Es hacer un mal a la gente. No es como el discurso que difunden, que es el Estado el que está pagando las jubilaciones. Esto es falso: lo hace porque corresponde, ya que en el aporte personal y patronal una fracción va al sistema de reparto para financiar la jubilación básica. Es mentirle a la gente decir que las AFJP perdieron plata y el Estado sale a rescatar.

P.: Pero es cierto que las AFJP están teniendo rentabilidad real negativa...

C.R.: Por supuesto, porque están perdiendo con los bonos. La solución es que el Estado les pague estos títulos. Todo esto pasó con la solución del default, cuando les enchufaron a las AFJP estos papeles que estaban indexados a la inflación y ahora volvieron a defaultear esta vez a los jubilados. Y después dice que los viene a salvar y les saca lo que les queda.

P.: Pero existe cierto consenso de que el sistema no funcionaba correctamente y que había que implementar algún tipo de reforma.

C.R.: Pero lo que había que reformar no era la capitalización individual. Lo que andaba mal era la regulación de las comisiones, que no es culpa de las AFJP. El tema es que cuando se inició el sistema, como no había stock de aportes, salir a captar afiliados les imponía una inversión fenomenal. Entonces a los que construyeron el sistema se les ocurrió hacer un aporte sobre el flujo, es decir, sobre el sueldo, y no sobre el stock de capital administrado. Esto era para que el costo de crear una AFJP lo pagaran los que la iban a usar. Este hecho es debatible, pero es como se hizo y el gobierno lo votó. Está claro que ésta no era una solución de largo plazo. Además, están los cupos de inversión que le ponen los reguladores, en particular en bonos del sector público. En cambio, no les tienen muy limitadas las inversiones afuera. Un sistema de seguridad social tendría que tener la menor correlación posible con el nivel de ingreso doméstico porque si viene una crisis, no sólo aumenta el desempleo, sino que los jubilados dejan de cobrar.

P.: Los ingresos que reciba el Estado, ¿cree que serán utilizados para gastos corrientes?

C.R.: Hoy mismo ya se están usando para hacer caer el dólar, con la repatriación de los fondos líquidos. Lo mejor sería dejarlos en dólares porque hoy son la mejor inversión en el mundo.

P.: ¿Concuerda con los que dicen que esta decisión tiene un neto objetivo fiscalista?

C.R.: Todo esto sugiere que no hay plata, que faltan fondos. Más allá de eso, es un manotazo de ahogado para ganar votos en el año electoral. Además, el tema de las AFJP no fue bien explicado a la población. A los políticos que lo votaron ya de entrada no les gustó. Ellos mismos lo aprobaron por obediencia debida. Les dieron la orden; en ese momento fue Menem y ahora es Cristina. Entonces van de un extremo al otro. Y nunca hay alguien inteligente que se pare en el medio y diga por qué no mejoramos lo que está.

Desinformación

P.: Pero esta noticia repercutió mal en varios sectores...

C.R.: No estoy seguro de que sea así. El argentino tipo está muy mal informado por sus políticos. Y todo lo que sea poderoso en general a la población no gusta. Pareciera que viviéramos expropiados por los ricos, ya sean argentinos o extranjeros. Entonces cada vez que dicen les sacamos algo a los poderosos, la gente no se mete. No vamos a ver nunca una manifestación de apoyo a un banco.

Las AFJP le sacan caja al gobierno, entonces es lógico que lo quieran hacer.

P.: ¿Cree que no midieron el impacto que tendría en el mercado?

C.R.: Es que está todo mezclado: no se puede saber cuánto responde a lo local y cuánto a lo extranjero. Lo de las AFJP es una gota más, pero nada más. Refleja la debilidad del gobierno, que evidencia que necesita efectivo y que está desesperado por conseguir plata y votos. El riesgo-país está casi en 2.000 pero no importa, si igual nadie nos presta. No me atrevería a hacer un juicio muy categórico del efecto de las AFJP en el mercado porque está muy volátil, tanto el internacional como el local.

P.: ¿Cómo va a repercutir la crisis internacional en la Argentina?

C.R.: Vamos a sufrir mucho nosotros, no sólo por nuestras debilidades intrínsecas, sino porque se caen mercados importantes para nosotros, como Brasil, el turismo y por supuesto que los precios de los granos. Ya está empezando a haber tendencia a un fuerte aumento del desempleo. Se nota una contracción en el crédito y las cadenas de pagos están debilitadas. Esto va a tardar unas semanas más en destaparse.

P.: ¿De cuánto podría ser el crecimiento en 2009?

C.R.: Si fuéramos como el resto del mundo, podría ser negativo. Pero acá no se pasa de un ciclo positivo a otro negativo. Acá se dan como crisis: de crecer 7 positivo se pasa a 7 negativo. Pero ni siquiera tenemos instituciones para medirlo, por lo que puede ser que si se cae no se note. Hay que ver qué medidas implementaría el gobierno como, por ejemplo, cerrar la economía, nacionalizar lo poco que queda y expropiar, con lo que puede quedar escondido el decrecimiento.

P.: ¿Ve posible una nacionalización de los bancos?

C.R.: La gente no quiere a los bancos; no se dan cuenta de que sirven. Son medidas que en la mente del gobierno no suenan extrañas. Entre hacer un default sobre los títulos públicos que garantizan la jubilación y esto no veo una diferencia. Erróneamente se dice que Estados Unidos los nacionaliza, porque lo que está haciendo es capitalizarlos temporariamente. Las medidas más locas pueden parecer beneficiosas desde la perspectiva electoral, en un país en el que las instituciones no funcionan para contrabalancear el poder.

Entrevista de María Iglesia

Wednesday, October 29, 2008

Open Letter to Obama

Mr. Obama,

Given the uproar about the simple question asked you by Joe the plumber, and the persecution that has been heaped on him because he dared to question you, I find myself motivated to say a few things to you myself. While Joe aspires to start a business someday, I already have started not one, but 4 businesses. But first, let me introduce myself. You can call me "Cory the well driller". I am a 54 year old high school graduate. I didn't go to college like you, I was too ready to go "conquer the world" when I finished high school. 25 years ago at age 29, I started my own water well drilling business at a time when the economy here in East Texas was in a tailspin from the crash of the early 80's oil boom. I didn't get any help from the government, nor did I look for any. I borrowed what I could from my sister, my uncle, and even the pawn shop and managed to scrape together a homemade drill rig and a few tools to do my first job. My businesses did not start as a result of privilege. They are the result of my personal drive, personal ambition, self discipline, self reliance, and a determination to treat my customers fairly. From the very start my business provided one other (than myself) East Texan a full time job. I couldn't afford a backhoe the first few years (something every well drilling business had), so I and my helper had to dig the mud pits that are necessary for each and every job with hand shovels. I had to use my 10 year old, 1/2 ton pickup truck for my water tank truck (normally a job for at least a 2 ton truck).

A year and a half after I started the business, I scraped together a 20% down payment to get a modest bank loan and bought a (28 year) old, worn out, slightly bigger drilling rig to allow me to drill the deeper water wells in my area. I spent the next few years drilling wells with the rig while simultaneously rebuilding it between jobs. Through these years I never knew from one month to the next if I would have any work or be able to pay the bills. I got behind on my income taxes one year, and spent the next two years paying that back (with penalty and interest) while keeping up with ongoing taxes. I got behind on my water well supply bill 2 different years (way behind the second time... $80,000.00), and spent over a year paying it back (each time) while continuing to pay for ongoing supplies C.O.D.. Of course, the personal stress endured through these experiences and years is hard to measure. I do have a stent in my heart now to memorialize it all.

I spent the next 10 years developing the reputation for being the most competent and most honest water well driller in East Texas. 2 years along the way, I hired another full time employee for the drilling business so that we could provide full time water well pump service as well as the well drilling. Also, 3 years along the path, I bought a water well screen service machine from a friend, starting business # 2. 5 years later I made a business loan for $100,000.00 to build a new, higher production, computer controlled screen service machine. I had designed the machine myself, and it didn't work out for 3 years so I had to make the loan payments without the benefit of any added income from the new machine. No government program was there to help me with the payments, or to help me sleep at night as I lay awake wondering how I would solve my machine problems or pay my bills. Finally, after 3 years, I got the screen machine working properly, and that provided another full time job for an East Texan in the screen service business.

2 years after that, I made another business loan, this time for $250,000.00, to buy another used drilling rig and all the support equipment needed to run another, larger, drill rig. This provided another 2 full time jobs for East Texans. Again, I spent a couple of years not knowing if I had made a smart move, or a move that would bankrupt me. For the third time in 13 years, I had placed everything I owned on the line, risking everything, in order to build a business.

A couple of years into this, I came up with a bright idea for a new kind of mud pump, a fundamentally necessary pump used on water well drill rigs. I spent my entire life savings to date (just $30,000.00), building a prototype of the pump and took it to the national water well convention to show it off. Customers immediately started coming out of the woodworks to buy the pumps, but there was a problem. I had depleted my assets making the prototype, and nobody would make me a business loan to start production of the new pumps. With several deposits for pump orders in hand, and nowhere to go, I finally started applying for as many credit card as I could find and took cash withdrawals on these cards to the tune of over $150,000.00 (including modest loans from my dear sister and brother), to get this 3rd business going.

Yes, once again, I had everything hanging over the line in an effort to start another business. I had never manufactured anything, and I had to design and bring into production a complex hydraulic machine from an untested prototype to a reliable production model (in six months). How many nights I lay awake wondering if I had just made the paramount mistake of my life I cannot tell you, but there were plenty. I managed to get the pumps into production, which immediately created another 2 full time jobs in East Texas. Some of the models in the first year suffered from quality issues due to the poor workmanship of one of my key suppliers, so I and an employee (another East Texan employed) had to drive across the country to repair customers' pumps, practically from coast to coast. I stood behind the product, and made payments to all the credit cards that had financed me (and my brother and sister). I spent the next 5 years improving and refining the product, building a reputation for the pump and the company, working to get the pump into drill rig manufacturers' product lines, and paying back credit cards. During all this time I continued to manage a growing water well business that was now operating 3 drill rig crews, and 2 well service crews. Also, the screen service business continued to grow. No government programs were there to help me, Mr. Obama, but that's ok, I didn't expect any, nor did I want any. I was too busy fighting to make success happen to sit around waiting for the government to help me.

Now, we have been manufacturing the mud pumps for 7 years, my combined businesses employ 32 full time employees, and distribute $5,000,000.00 annually through the local economy. Now, just 4 months ago I borrowed $1,254,000.00, purchasing computer controlled machining equipment to start my 4th business, a production machine shop. The machine shop will serve the mud pump company so that we can better manufacture our pumps that are being shipped worldwide. Of course, the machine shop will also do work for outside companies as well. This has already produced 2 more full time jobs, and 2 more should develop out of it in the next few months. This should work out, but if it doesn't it will be because you, and the other professional politicians like yourself, will have destroyed our countrys' (and the world) economy with your meddling with mortgage loan programs through your liberal manipulation and intimidation of loaning institutions to make sure that unqualified borrowers could get mortgages. You see, at the very time when I couldn't get a business loan to get my mud pumps into production, you were working with Acorn and the Community Reinvestment Act programs to make sure that unqualified borrowers could buy homes with no down payment, and even no credit or worse yet, bad credit. Even the infamous, liberal, Ninja loans (No Income, No Job or Assets). While these unqualified borrowers were enjoying unrealistically low interest rates, I was paying 22% to 24% interest on the credit cards that I had used to provide me the funds for the mud pump business that has created jobs for more East Texans. It's funny, because after 25 years of turning almost every dime of extra money back into my businesses to grow them, it has been only in the last two years that I have finally made enough money to be able to put a little away for retirement, and now the value of that has dropped 40% because of the policies you and your ilk have perpetrated on our country.

You see, Mr. Obama, I'm the guy you intend to raise taxes on. I'm the guy who has spent 25 years toiling and sweating, fretting and fighting, stressing and risking, to build a business and get ahead. I'm the guy who has been on the very edge of bankruptcy more than a dozen times over the last 25 years, and all the while creating more and more jobs for East Texans who didn't want to take a risk, and would not demand from themselves what I have demanded from myself. I'm the guy you characterize as "the Americans who can afford it the most" that you believe should be taxed more to provide income redistribution "to spread the wealth" to those who have never toiled, sweated, fretted, fought, stressed, or risked anything. You want to characterize me as someone who has enjoyed a life of privilege and who needs to pay a higher percentage of my income than those who have bought into your entitlement culture. I resent you, Mr. Obama, as I resent all who want to use class warfare as a tool to advance their political career. What's worse, each year more Americans buy into your liberal entitlement culture, and turn to the government for their hope of a better life instead of themselves. Liberals are succeeding through more than 40 years of collaborative effort between the predominant liberal media, and liberal indoctrination programs in the public school systems across our land.

What is so terribly sad about this is this. America was made great by people who embraced the one-time American culture of self reliance, self motivation, self determination, self discipline, personal betterment, hard work, risk taking. A culture built around the concept that success was in reach of every able bodied American who would strive for it. Each year that less Americans embrace that culture, we all descend together. We descend down the socialist path that has brought country after country ultimately to bitter and unremarkable states. If you and your liberal comrades in the media and school systems would spend half as much effort cultivating a culture of can-do across America as you do cultivating your entitlement culture, we could see Americans at large embracing the conviction that they can elevate themselves through personal betterment, personal achievement, and self reliance. You see, when people embrace such ideals, they act on them. When people act on such ideals, they succeed. All of America could find herself elevating instead of deteriorating. But that would eliminate the need for liberal politicians, wouldn't it, Mr. Obama? The country would not need you if the country was convinced that problem solving was best left with individuals instead of the government. You and all your liberal comrades have got a vested interested in creating a dependent class in our country. It is the very business of liberals to create an ever expanding dependence on government. What's remarkable is that you, who have never produced a job in your life, are going to tax me to take more of my money and give it to people who wouldn't need my money if they would get off their entitlement mentality asses and apply themselves at work, demand more from themselves, and quit looking to liberal politicians to raise their station in life.

You see, I know because I've had them work for me before. Hundreds of them over these 25 years. People who simply will not show up to work on time. People who just will not work 5 days in a week, much less, 6 days. People always looking for a way to put less effort out. People who actually tell me that they would do more if I just would first pay them more. People who take off work to sit in government offices to apply to get free government handouts (gee, I wonder how things would have turned out for them if they had spent that time earning money and pleasing their employer?). You see, all of this comes from your entitlement mentality culture.

Oh, I know you will say I am uncompassionate. Sorry, Mr. Obama, wrong again. You see, I've seen what the average percentage of your income has been given to charities over the years of 2000 to 2004 (ignoring the years you started running for office - can you pronounce "politically motivated"), you averaged less than 1% annually. And your running mate, Joe Biden, averaged less than ¼% of his annual income in charitable contributions over the last 10 years. Like so many liberals, the two of you want to give to the needy, just as long as it is someone else's money you are giving to them. I won't say what I have given to charities over the last 25 years, but the percentage is several times more than you and Joe Biden... combined (don't you just hate google?). Tell me again how you feel my pain.

In short, Mr. Obama, your political philosophies represent everything that is wrong with our country. You represent the culture of government dependence instead of self reliance; Entitlement mentality instead of personal achievement; Penalization of the successful to reward the unmotivated; Political correctness instead of open mindedness and open debate. If you are successful, you may preside over the final transformation of America from being the greatest and most self-reliant culture on earth, to just another country of whiners and wimps, who sit around looking to the government to solve their problems. Like all of western Europe. All countries on the decline. All countries that, because of liberal socialistic mentalities, have a little less to offer mankind every year.

God help us...

Cory Miller

just a ordinary, extraordinary American, the way a lot of Americans used to be.

P.S. Yes, Mr. Obama, I am a real American... meet me: www.cmillerdrilling.com : or www.centerlinemanufacturing.com

Tuesday, October 28, 2008

"El reparto está quebrado. Es una falacia que funcione"

Entrevista a Daniel Artana. El economista de FIEL criticó lo «poco serio» de la estatización
"El reparto está quebrado. Es una falacia que funcione"

Ámbito Financiero

Artana fue categórico. Dijo que no hay en el mundo un sistema de reparto que funcione bien. Advirtió sobre los "juicios fenomenales" que sobrevendrán.
El economista jefe de FIEL Daniel Artana criticó la propuesta de estatización de las AFJP, a la que considera una «violación del derecho de propiedad» que desatará una ola de juicios al Estado. «¿Porque el gobierno no quiere negociar con el Fondo van a manotearles la plata a los trabajadores de la Argentina? Me parece bastante poco serio», dijo a Ambito Financiero.

Artana juzgó que el problema se generó por una «fiesta de gasto público» de 5 años, que se pensaba pagar con los altos precios de los productos de exportación. Ahora estos precios cayeron, se reducirán los superávits gemelos y habrá menos dólares; ¿qué hacer, entonces?: «Manotean activos, ésa es la opción más costosa, por el riesgo de generar una desconfianza fenomenal».

A continuación, lo destacado del diálogo con Daniel Artana.

Periodista: ¿Cuál es su balance sobre el desempeño del sistema de capitalización en nuestro país?

Daniel Artana: Impulsado por este gobierno, hace poco más de un año, se hicieron correcciones al sistema. Argumentar, después de esas correcciones, que el sistema de capitalización es tan malo que amerita ser cerrado es una contradicción. Antes, los que habían optado por la capitalización no podían volver al reparto, y eso se corrigió. El 80% de los que tuvieron la opción decidió quedarse en el sistema de capitalización. Se puede decir: «hoy tenemos otro contexto, una crisis internacional que nadie esperaba» y habilitar de nuevo esa opción, pero no forzar a todo el mundo a hacerlo. Dicen que lo hacen para proteger a los jubilados, yo sospecho que es porque quieren la plata. La estatización del sistema privado es una pésima propuesta, y el Congreso debería rechazarla, porque viola el derecho de propiedad y desatará una catarata de juicios.

Bonos

P.: ¿Opina que el sistema privado estaba funcionando bien?

D.A.: El sistema de capitalización ha tenido muchas críticas en la Argentina, yo creo que ha funcionado mejor de lo que creen los críticos. Pero más allá de lo que yo opine, muchas de las críticas tienen que ver con cosas que ya pasaron. Ya pusieron un tope a las comisiones, ya se habilitó la opción de volver al reparto, ya se discutió lo de los multifondos. Además, las AFJP fueron casi inducidas a invertir en bonos públicos y tienen 55% de sus fondos en estos bonos que han perdido valor por causa de un Estado que no tiene ni la solvencia ni las condiciones fiscales que tiene que tener.

P.: ¿Cómo evalúa el funcionamiento del sistema de reparto?

D.A.: Es una gran falacia que tenemos un sistema de reparto que funciona. Aquí el sistema de reparto está quebrado y se sostiene porque más de la mitad de sus recursos proviene de precoparticipación de impuestos. Esa precoparticipación tenía sentido cuando se hizo la reforma y los activos pasaron a la capitalización masivamente. Los jubilados eran unos 4 millones entonces; con 500, 600 mil aportantes no se los podía sostener.

Supuestamente, a medida que esos jubilados murieran devolverían esos recursos a la Nación y las provincias. Ahora se arma un reparto que tendrá poco más de un activo por cada pasivo. No hay sistema de reparto en el mundo que funcione así. Además, tiene una tasa de incumplimiento histórica enorme, fue groseramente abusado por un control ineficaz y ni siquiera se cumple con la lógica del sistema, de dar aumentos ajustando por inflación y por la evolución de los salarios. Hay que tener un sistema que dé protección a los jubilados, que sea actuarialmente solvente. La capitalización garantiza solvencia actuarial; el reparto depende de lo que se haga.

Los que proponen el sistema de reparto se frustraron, pues esperaban que la gente volviera masivamente al reparto y no volvió. Ahora la quieren forzar y vendrán juicios fenomenales.

P.: ¿Cree que las necesidades de financiamiento requerían una medida como ésta?

D.A.: No, las necesidades de financiamiento no requerían esto ni de casualidad. Eran perfectamente atendibles, si el gobierno estaba dispuesto a ir a discutir con los multilaterales. Podía tener fondos del BID y Banco Mundial; eventualmente, permitir una revisión «light» del Fondo; pedir a bancos y a AFJP que le renovaran lo que vence. No era un programa de financiamiento tan complicado, requería negociar, pagar cierto costo político. ¿Porque el gobierno no quiere negociar con el Fondo van a manotearles la plata a los trabajadores de la Argentina? Me parece bastante poco serio. Esta medida es un disparate, la pauta está en que al gobierno lo sorprendió lo que pasó con el precio de los activos. No ha analizado bien el problema.

Pronóstico

P.: Usted ha mencionado el efecto contractivo sobre el crédito al sector privado; ¿considera la posibilidad de una recesión?

D.A.: Nosotros tenemos un pronóstico de caída de nivel de la actividad para el año que viene, a menos que haya un rebote espectacular de los precios internacionales relevantes para el país. Con estos precios internacionales y estas decisiones de política, la Argentina va camino a una recesión. Creo que no se midió el impacto sobre el mercado doméstico. Si el gobierno usa el flujo nuevo (u$s 4.000 millones al año) para financiarse, le quita capacidad de crédito al sector privado. La economía en su conjunto mejora su situación si flexibiliza su restricción con el resto del mundo: si entran capitales o mejoran los ingresos por exportaciones. La clave es inyectar plata de afuera, no sacársela al sector privado, pero para esto hay que tener confianza, que es lo que esta medida no genera.

Hay una desconfianza recesiva, porque la gente invierte o consume menos. Peor, la gente se asusta y empieza a proteger otros activos, piensan que si esto no le sale bien al gobierno, ¿qué va a manotear después?

P.: Podría pensarse que el gobierno pretende suplir la inversión privada.

D.A.: Si estos fondos los usa para inversión pública, entonces habrá menos inversión privada. Para poder hacer más en el neto de la economía necesitás que alguien ponga plata desde afuera. Y si hacés más inversión pública y menos inversión privada, el efecto final probablemente sea negativo porque la inversión privada habitualmente es más eficiente que la pública.

P.: ¿Cómo se puede mantener el superávit fiscal con una presión tributaria moderada?

D.A.: Un Estado grande pero eficiente no genera un problema. Pero si saca plata a personas y empresas para gastarla ineficientemente, sin criterio distributivo de proveer bienes públicos esenciales, se crea una mochila espectacular para el crecimiento económico. Cuando los precios de exportación suben y suben como hasta principio de año, la torta se agranda y se banca la mochila de gasto público ineficiente. Cuando esto se revierte, esa mochila se nota más. Se debería haber ahorrado, algo como el fondo de cobre chileno. Cuando nadie quiere poner plata en el país, hay un menor margen de maniobra, sólo tenemos las reservas del Banco Central. En Chile además pueden traer lo que ahorraron y tienen depositado en el exterior, inyectarlo en la economía y acolchonar el problema.

Entrevista de Cecilia Roslan

Thursday, October 23, 2008

"Se mató al mecanismo que evitaba la recesión"

Roque Fernández dice que la desaparición de las AFJP traerá una fuerte contracción del crédito

"Se mató al mecanismo que evitaba la recesión"

Ámbito Financiero

El ex ministro de Economía cree que no se pensó en las consecuencias en la macroeconomía que produce una decisión tan compleja como dar fin a las jubilaciones privadas.

El ex ministro de Economía Roque Fernández cree que la decisión del gobierno de terminar con el régimen de capitalización dejará consecuencias macroeconómicas muy serias, principalmente en relación con el crédito comercial. «Las AFJP eran los prestamistas más dinámicos en relación con los fideicomisos financieros (que movilizan el consumo y los proyectos inmobiliarios, entre otros). Probablemente no se pensó en el efecto que tendrá su desaparición», dijo a este diario.

El ex presidente del Banco Central explicó que ante la crisis financiera que atravesó la Argentina en 2001, esas compañías, a través de los fideicomisos, suplieron el rol de los bancos en el otorgamiento de créditos comerciales. Ahora estima que la contracción en los préstamos que traerá su desaparición será letal.

Esto es lo destacado del diálogo que mantuvo Roque Fernández con Ambito Financiero, en el que no descartó que se puedan producir quiebras de empresas.

Periodista: ¿Cuáles son las consecuencias más importantes que dejará la decisión de terminar con el régimen de jubilaciones privadas?

Roque Fernández: Comparto, por supuesto, todas las críticas que se hicieron en estos últimos días sobre la decisión de volver a un único régimen jubilatorio público. Sin embargo, creo que aún más importantes son las consecuencias que se generan ante esta medida y que tienen que ver con el único instrumento que podía evitar una posible recesión. Las AFJP eran los prestamistas más dinámicos en relación con los fideicomisos financieros.

P.: ¿La retracción del crédito será entonces muy grande?

R.F.: Muy grande, enorme. Sucede que por la crisis bancaria que tuvo la Argentina, los bancos no pudieron generar crédito. Sólo se vio crédito comercial de corto plazo. Por eso, la Bolsa empezó a tener predominio a través de la generación de fideicomisos financieros que suplieron a los bancos en los créditos comerciales. El elemento más importante presente en la Bolsa eran justamente las AFJP. Tanto que los fideicomisos prácticamente se hacían con ese destino, sabiendo que las AFJP eran, repito, los prestamistas más dinámicos para estas colocaciones. Esas compañías no tienen que hacer encajes ni tienen las restricciones de los bancos. Entonces el efecto multiplicador es mayor al de los bancos. Por eso, ahora el despalancamiento será también más fuerte.

Quebrantos

P.: ¿Cree que quebrarán empresas?

R.F.: Es muy probable. Lo que pasa es que cuando se toman decisiones como esta que impulsa el gobierno, no se puede pensar sólo en el sector sobre el que se decide, en este caso el previsional. Es una medida mucho más compleja desde el punto de vista macroeconómico. Yo comprendo que el gobierno necesite fondos para pagar bonos, pero no se puede matar por eso el único mecanismo de intermediación del crédito que había. Este era el único respaldo a la economía real que había, que hasta ahora evitó la recesión.

P.: ¿Qué opina del momento elegido para tomar esta medida?

R.F.: Creo que no es el mejor momento. En Estados Unidos y Europa están desesperados por el despalancamiento y acá se mata al único mecanismo que contenía, que evitaba la recesión.

P.: ¿Se puede evitar el impacto negativo sobre el crédito de alguna forma?

R.F.: Evitando que prospere el proyecto, pero no parece que eso vaya a pasar. No sé cuál sería el costo político que se pagaría si esto ocurre. Lo que sé es que si prospera, hay un alto riesgo de un «credit crunch» (contracción del crédito) fatal.

Entrevista de Florencia Lendoiro

Wednesday, October 22, 2008

"Solución liberal" a las jubilaciones

"Solución liberal" a las jubilaciones

Por: Enrique Szewach
Ámbito Financiero

«Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas a su propia manera.» Así comienza León Tolstoi su novela «Anna Karenina».

La Argentina, sin embargo, se ha encargado de desmentir la primera parte de esta cita. En efecto, en los momentos de bonanza hemos sido felices a nuestra propia manera, con despilfarro, explosión del gasto público, caídas violentas del tipo de cambio real, aceleración de la inflación y sin prepararnos para los momentos negativos. Pero es cierto que, ahora, que «llegó la malaria», nos hemos encargado de vivir nuestra desgracia, como sugería el gran escritor ruso, diferenciándonos del resto de la región.

Todos enfrentamos un menor precio de nuestros productos de venta, y todos, en la región, en mayor o menor medida, estamos empezando a sentir los coletazos de la crisis financiera global y del «efecto riqueza negativo» sobre nuestros ahorros y sobre la demanda real. Sin embargo, a nadie, salvo a nosotros, se les ha ocurrido, en medio de una crisis del mercado de capitales, agravarla destruyendo la presencia de los únicos estabilizadores del mercado, los inversores institucionales «obligatorios» de largo plazo.

Destrucción

Mientras en el mundo y en la región tratan de garantizar liquidez y tranquilidad para el sector privado financiero y productivo, aquí, insisto, se busca destruir el escaso mercado de capitales institucional que nos quedaba, condenándonos, ahora sí, casi de manera irremediable a bajos salarios, para compensar altos costos de capital.

En todo el mundo, al menos en todo el mundo que importa, los sistemas previsionales han sido transformados en sistemas mixtos, en donde el Estado cubre los aspectos mínimos de protección a la vejez, financiado con rentas generales o con un esquema «de reparto» y el resto lo proveen diversas variantes de un sistema de capitalización, en donde cada trabajador, individualmente, aporta fondos para su retiro, y un conjunto de administradores profesionales, sujetos a ciertas reglas, tratan de maximizar ese ahorro. Este paso fue «obligado» básicamente, por la demografía. Las tasas de natalidad están cayendo, la gente vive más tiempo y vive más tiempo retirada, de manera que no hay forma que, con impuestos al trabajo no confiscatorios, los trabajadores puedan, simultáneamente, vivir razonablemente, y mantener a los jubilados correspondientes mediante un sistema de reparto tradicional. El «ahorro obligatorio» entonces, no fue una «reforma neoliberal» de los sistemas jubilatorios, por el contrario, fue la solución «estatista y progre» al problema que generaba la demografía. La «solución liberal», por el contrario, se basó en un régimen universal de protección mínima a la vejez, financiado con rentas generales, mientras el ahorro para el futuro pasa a ser voluntario. Y si lo ahorrado no alcanza para un buen nivel de vida, o fallan los administradores profesionales, mala suerte.

De esa manera, los Estados se fueron liberando, a su modo, del compromiso de una «jubilación proporcional al salario en actividad», impagable, por lo ya comentado.

Contrariamente al discursooficial, la propuesta anunciada de Sistema Previsional Argentino es, básicamente, la «solución liberal» al problema. Hoy, más de 50% de los fondos que reparte el ANSeS proviene de los impuestos generales y menos de la mitad lo financian los impuestos al trabajo propiamente dichos. Es decir, es un régimen de reparto financiado, mayoritariamente, con rentas generales. Estos fondos que se reparten, por lo ya expuesto, convergen, lenta, pero inexorablemente, a una remuneración mínima, licuada con la inflación, la devaluación y con diversos métodos de cálculo. El resto, habrá que ahorrarlo voluntariamente, y cada uno que se arregle.

Incompatible

El único «pequeño detalle», incompatible con la « solución liberal» es la expropiación del stock, los ahorros actuales acumulados en las cuentas individuales, y la destrucción, ya mencionada, en el corto plazo, del mercado de capitales. Esos fondos expropiados servirán, como siempre, para financiar gasto corriente, la campaña electoral, pagos diversos, y hasta, a lo mejor, un aumento jubilatorio el año próximo.

También mejorarán, por la parte de los aportes mensuales que no se destinaban a comprar deuda pública, los ingresos del Estado, y ésos también se asignarán a repartir más clientelismo en el presente, contra menos en el futuro.

En síntesis, la «solución K» es una mezcla de peronismo ortodoxo, ¿acaso Perón no hizo lo mismo a su llegada al poder, apropiarse de las cajas jubilatorias para financiar populismo? Y la «solución liberal», una jubilación mínima para todos y el resto, ahorro voluntario.

Es decir, lo peor del populismo, sumado a la variante más rancia del conservadurismo liberal. Lo de siempre. Al final, Tolstoi, no tenía razón.

Friday, October 17, 2008

¿Y por casa cómo andamos?

¿Y por casa cómo andamos?

Por: Enrique Szewach
Ámbito Financiero

La crisis financiera global sigue generando respuestas diarias de los bancos centrales y los gobiernos. Tratan, por un lado, de reemplazar al sector privado en la capitalización de bancos, de manera de achicar el apalancamiento del sistema aumentando el capital, en lugar de obligarlos a vender los activos y seguir bajando los precios. Y, por el otro, de restablecer el mercado de crédito, prestando directamente a las empresas y despejando de temores el negocio interbancario.

Como esto se hace con la misma plata que los propios inversores destinan a comprar bonos del Tesoro norteamericano o dólares, o con la liquidez en la que «se sientan» los propios bancos, por ahora, lo único que se logra es «reciclar» como en una calesita, los fondos, con poco efecto positivo sobre la economía real. Lo que indica que arreglar desajustes macroeconómicos con más desajustes macroeconómicos es una solución que les encanta a los políticos, pero no rápida y mucho menos eficiente.

Mientras tanto, en la Argentina, se dice que el sistema financiero local está fuertemente «aislado» de esta crisis, de manera que no se debería temer problema alguno con los bancos locales. Intuitivamente, esta afirmación parece bastante razonable. El sistema financiero argentino se ha transformado después de la crisis de 2001.

Es un sistema más chico, pesificado, con aumento fuerte del componente «transaccional», es decir con una menor proporción de depósitos vinculados con el ahorro, y con pocas líneas de crédito financiero desde el exterior.

Pero pasemos de la intuición a las «efectividades conducentes».

Mirando los datos, superficialmente, las sospechas parecen confirmarse. La relación Préstamos/PBI era, en 2001 de aproximadamente 35%. Hoy, esa relación ha bajado a menos de 15%. En 2001, el mix de depósitos en dólares respecto de los depósitos en pesos, era de 72% contra 28% respectivamente. Ahora, esa relación se ha invertido y es de 13% para los dólares y de 87% para los pesos. Respecto de los depósitos transaccionales, eran apenas 25% del total en 2001, hoy superan 50%.

Sin embargo, cabe mirar un poco debajo del agua. ¿De dónde puede venir el golpe al sistema financiero local? Básicamente, de dos fuentes que, en la práctica, son una, un cambio de portafolio hacia el dólar de los ahorristas y la necesidad de «vender activos» o cancelar crédito para atender dicha demanda.

El cambio de portafolio lo induce la «demanda de devaluación nominal» que está «sobrevolando» el discurso empresario de estos días. (Ya sé que la demanda es de mejoras en el «tipo de cambio real», pero entonces tienen que decirlo con todas las letras:mejorar el tipo de cambio-real, sin devaluar demasiado el nominal, implica bajar el salario y el gasto público en dólares. Mientras no lo digan, lo que están pidiendo es devaluación nominal.)

Por ahora, el cambio de portafolio lo alimenta el saldo de balance comercial. Es decir entran dólares de exportación por una ventanilla y se van por la de «fuga de capitales», y los depósitos en pesos no caen tanto. Pero si la demanda por devaluación nominal aumenta, los depósitos no transaccionales empezarán a caer, en busca de protección. Son menos, pero serán unos 15.000 millones de dólares (si descontamos los fondos de las AFJP e institucionales «cautivos»). ¿Y del lado de los activos?. Del lado de los activos surgen los préstamos subprime locales. ¿Cuáles son? Obviamente, los títulos públicos. La deuda del peor pagador del sistema, el Estado. O sea el que destruyó el mercado de deuda, alterando el CER, y al que le están cayendo violentamente los ingresos provenientes de los impuestos a la exportación. Afortunadamente, gracias a la experiencia pasada, al crecimiento del crédito al sector privado y a una inteligente regulación del Banco Central, la exposición de la banca privada al sector público ha caído drásticamente en los últimos años. Los bancos privados, en promedio, tienen una relación títulos públicos/ activos de apenas 12%. Lamentablemente, no ocurre lo mismo con la banca pública, cuya relación títulos/activos alcanza 33% -a junio de 2008-. Si le sumamos los préstamos directos al sector público, esta relación sube a 42% en el caso de la banca pública y a 15%, en promedio, en el caso de la banca privada. Es más, si los títulos están contabilizados a valor técnico y no a valor de mercado, con la caída del precio de los títulos públicos de los últimos meses, los bancos estatales ¡han perdido todo su patrimonio!

En síntesis, es cierto que el sistema financiero argentino está en mucha mejor forma que en 2001 y, relativamente aislado, de la crisis global. Pero no es menos cierto que, si la demanda de devaluación nominal persiste, y el Estado no da señales claras de ajuste -el retiro del Presupuesto del Congreso sería, en ese sentido, clave-, los problemas, en especial de la banca pública, irán creciendo, obligando al Banco Central a actuar como prestamista de última instancia.

Monday, October 13, 2008

¿Crisis de capitalismo?

¿Crisis de capitalismo?

Por: Alberto Benegas Lynch (h)
Ámbito Financiero

La marca sobresaliente del capitalismo es el respeto a la propiedad privada en cuyo contexto aquellos que aciertan con las preferencias del prójimo obtienen ganancias y los que yerran incurren en quebrantos. Los cuadros de resultados van mostrando las eficiencias relativas para la administración de los siempre escasos recursos.

De allí es que Ludwig von Mises ha escrito que el eje central de la sociedad abierta estriba en la institución de la propiedad, mientras que Marx y Engels sostuvieron que todo su programa se resume en la abolición de la propiedad. No es necesaria la eliminación de ese derecho para producir desajustes en los precios relativos y derroches de los factores de producción. El fascismo es muy fértil para estos desmanes al permitir el registro de la propiedad a manos particulares, pero el aparato estatal usa y dispone de ésta, lo que actualmente se suele denominar pragmatismo.

El gobierno de Bush ostenta el triste privilegio de contar con la tasa de mayor crecimiento en la relación gasto público-PBI de los últimos ochenta años, ha duplicado la deuda estatal que ahora se ubica en 75% del PBI, absorbió el superávit fiscal de la administración anterior y deja un déficit de 600 mil millones de dólares en un contexto de una asfixiante regulación federal cuyas disposiciones hoy ocupan nada menos que 75 mil folios anuales. Si se proyecta el presupuesto del gobierno central, en 2017 todos los impuestos federales juntos no alcanzan a financiar siquiera el llamado Programa de Seguridad Social.

Autosalvataje

Las empresas estatales Fannie Fae y Freddie Mac se encaminaron por la politiquería barata de conceder hipotecas sin las suficientes garantías y ahora resulta que se embarcan en un autosalvataje por las barrabasadas cometidas. Por otra parte, la Reserva Federal decidió comprimir artificialmente la tasa de interés, con lo que se falsea la relación consumo presenteconsumo futuro y hace aparecer proyectos en verdad antieconómicos como si tuvieran un retorno atractivo, con lo que se malguía a los operadores, mientras que el Congreso, con la oposición de más de la mitad de los miembros del partido gobernante en la Cámara de Representantes, aprobó un rescate que implica usar los fondos de los contribuyentes para darles apoyo a quienes han utilizado irresponsablemente instrumentos financieros o simplemente han errado el camino en Wall Street.

A este cuadro de situación debe agregarse que el lobby financiero empuja al establecimiento del sistema bancario de reserva fraccional, lo cual, a la primera de cambio, pone al descubierto que el sistema está en la cuerda floja en cuanto a la incertidumbre y la desconfianza que se traduce en modificaciones en la demanda de dinero. Hay un debate jugoso entre los partidarios de la reserva total y el régimen denominado de «free banking», pero ambas posturas coinciden en que el sistema de reserva parcial manipulado por la banca central conduce al peor de los mundos, situación que no se subsana con la imposición de la « garantía de los depósitos» que transfiere recursos de los previsores a los irresponsables quienes son incentivados a realizar colocaciones imprudentes.

Lo más curioso y tragicómico es que hay distraídos que a este zafarrancho de estatismo creciente lo catalogan como «la crisis del capitalismo». Ya una vez ocurrió, después de que los acuerdos de Génova y Bruselas abrieron las compuertas al espectacular desorden monetario que condujo al boom de los años veinte y al posterior crac de los treinta, agravado por las intervenciones erráticas de la Reserva Federal tal como lo explican Milton Friedman y Anna Schwartz.

En un libro reciente de mi autoría muestro cómo el gobierno de EE.UU. se ha venido apartando en muy diversos frentes de los extraordinariamente sabios principios de los Padres Fundadores. En los proceso de mercado resulta indispensable que los activos inservibles se den de baja. El «esconder la tierra bajo la alfombra» agrava la situación por más que pueda disimularse la crisis subyacente en el corto plazo para evitar que se paguen los costos políticos correspondientes, pero al precio de prolongar y agudizar los problemas reales existentes y afectar severamente a quienes deben renunciar compulsivamente al fruto de su trabajo.

Si la gente considerara que en el balance neto resulta conveniente entregar recursos a los insolventes eso es lo que haría tal como se procede con emprendimientos colosales que requieren sumas astronómicas a plazos muy prolongados y con cláusulas que evitan las trampas de los free riders.

Este es un momento sumamente delicado. Si se agudizara el estatismo en Estados Unidos y se produjeran los consecuentes banquinazos de mayor envergadura,la onda expansiva crítica se multiplicará aún más profundamente y los efectos serán muy penosos para el mundo libre que entrará en un cono de sombra difícil de revertir.

Thursday, October 09, 2008

Nuevas anclas se buscan

Nuevas anclas se buscan

Por: Enrique Szewach
Ámbito Financiero

Se ha empezado a discutir, en estos días, si la Argentina debe adaptarse al violento cambio de la situación internacional devaluando «de a poquito», como lo viene haciendo el Banco Central, o «de a mucho» para alinearse rápidamente a las monedas regionales, como lo sugieren algunos economistas y dirigentes políticos y empresarios y, según trascendió, dentro del propio equipo de gobierno. Antes de sacaralguna conclusión, hacen faltaalgunas precisiones técnicas. Un shock externo positivo, por ejemplo, la suba brusca del precio de los productos de exportación, genera siempre en un país -todo lo demás igual- una apreciación de su tipo de cambio real. Resalto la palabra «real» que es la clave de esta historia. En otras palabras, un shock externo que gatilla, de pronto, un «efecto riqueza» presiona sobre la demanda agregada, aumentando -en un país pequeño y relativamente abierto al mundo- importaciones y la demanda de servicios. Sube el precio de los servicios y, si el tipo de cambio nominal queda fijo, aumenta la inflación y el tipo de cambio real cae. Si, por el contrario, la autoridad monetaria aspira a que la inflación no aumente demasiado, aprecia el tipo de cambio nominal -baja el precio del dólarabarata los comerciables y compensa, de esta manera, la inflación de los servicios -en castellano básico, el aumento de los salarios-. Dicho de otra manera, el tipo de cambio real cae, porque el nominal queda fijo y la inflación aumenta, o porque la inflación queda baja, pero cae el tipo de cambio nominal. ¡No hay forma de salvarse, el tipo de cambio real, ante un shock externo positivo se cae! Mejor dicho, hay una forma de salvarse, anclar el gasto público, principal componente de los «no comercializados», de manera de presionar menos sobre la demanda agregada, la economía crece menos, pero el tipo de cambio real cae muchísimo menos.

Haciendo taquigrafía, se podía instrumentar el «modelo argentino», con tipo de cambio nominal relativamente fijo, explosión de gasto público y estrepitosa caída del tipo de cambio real -es decir fuerte aumento de los salarios en dólares-. O se podía armar el esquema chileno, caída del tipo de cambio nominal, moderación de gasto público, aumento del «ahorro fiscal», y baja inflación. Caída menor del tipo de cambio real.

Shock externo

Ahora bien, ahora estamos ante un «shock externo negativo», en el caso argentino, por fuerte caída de los precios de los productos de exportación -en el resto de la región se suma la salida de capitales por toma de ganancias y «vuelo a la calidad»-. Un shock externo negativo, implica, por simetría, que el tipo de cambio real tiene que subir para adaptarse a la nueva situación. Pero, otra vez, la palabra clave es «real». Para ponerlo en castellano básico nuevamente, ¡ tienen que caer los salarios en dólares!, por el «efecto pobreza». Por lo tanto, o el tipo de cambio real sube porque sube el tipo de cambio nominal y los precios se quedan quietos, o sube porque el tipo de cambio nominal sube mucho y los precios suben menos. Pero para que los precios suban menos, en un contexto de inflación inercial de 20-25% anual, se requiere una desaceleración fuerte de la actividad económica o encontrar un «ancla nominal» para el sistema que frene la inflación. Obviamente, el candidato clave, otra vez, es el gasto público. Pero, en un año electoral, e insisto, con las fuerzas de las expectativas de inflación desbocadas, no parece ser fácil. Se podría, como se va a intentar, bajar un componente del gasto público menos conflictivo, los subsidios al sector privado «rico». (Además, con la caída de los precios del petróleo, la factura energética es menor). Pero subir tarifas es subir el precio de los servicios ¡Que tienen que bajar en dólares!

En síntesis, lo que nadie quieredecir es que ante un shock externo negativo, los salarios en dólares tienen que caer. Subir el tipo de cambio nominal «de a poquito» puede ser una mejor estrategia para que «los sindicalistas no se aviven». Subirlo «de a mucho», sin ancla es desbocar la inflación. Pero el punto no es el tipo de cambio nominal, sino el real. Hay que cambiar precios relativos a favor de los exportables y de los sustitutos de importaciones. Esa es la « solución» que propone la economía. Lo hace el mercado o lo hace Néstor. Por supuesto, Néstor va a intentar, tarde o temprano la solución «a la Moreno», controlamos precios y movemos salarios con sumas fijas. Es decir tratar de mejorar el tipo de cambio real «por decreto».

Pero recuerden que el problema no fue Wall Street, el problema fue que, durante la bonanza, el gasto público explotó y destruyó el tipo de cambio real. Igual que en los últimos 50 años.

Tuesday, September 30, 2008

El economista del mes: "Hay que evitar que el dentista de Ohio saque sus depósitos"

El economista del mes: "Hay que evitar que el dentista de Ohio saque sus depósitos"

Ámbito Financiero

En la tradicional entrega de El economista del mes, el análisis de la coyuntura corresponde a Juan Carlos de Pablo. Reconoce tener una preocupación muy acotada respecto de la crisis financiera internacional y opina que el manejo de los bancos centrales es el adecuado. "No es ni será la última crisis, como ya nos enseñó Minsky en 1977; no se escucharon las advertencias a tiempo y ocurrió lo temido", señala el profesor de Economía de las universidades de San Andrés y del CEMA. En el plano local sostiene que el gobierno debe reconocer la realidad, que el país es más pobre, y actuar en consecuencia.


1.- La crisis de Wall Street está acotada, y no será la última

Observando los acontecimientos de costado y sin prestar demasiada atención a los titulares de los diarios, lo que aquí tuvimos fue un período de gran entusiasmo en el cual se construyó descontroladamente, se dilapidó el crédito y los llamados a la cordura eran desestimados. Escuché historias de España en 2005 y de Miami en 2006 y 2007, que decían que algo iba a ocurrir. Un tal Hyman Minsky -economista de Chicago y Harvard- explicó en 1977 cómo se gestan las crisis y ya sabemos que ésta no será la última. Ahora van a regular más, pero a lo sumo van a mejorar regulando pecados anteriores y creando nuevos. Los bancos centrales hacen lo que tienen que hacer, no importa si se es liberal o no. En 1873 Walter Bagehot escribió el célebre libro «Lombard Street» donde explica qué debe hacer el banco central, trabajar de bombero en estas circunstancias, evitar las corridas y los derrames, pero siendo cuidadoso en no generar cuestiones de riesgo moral. Es sabiduría pura. Me parece que la Fed puede cometer errores o no, pero si debe involucrarse distinguiendo si el problema está encapsulado y evitando un colapso generalizado.

No me asusta que haya que lanzar un rescate de u$s 700.000 millones, la esencia de la crisis es la interacción. Bernanke -titular de la Fed- no sabe qué va a hacer mañana, pero creo que estará a la altura de las circunstancias. Tengo una preocupación muy acotada respecto de la crisis. Nadie en EE.UU. piensa que el capitalismo americano y su futuro depende de su voto. El riesgo de no intervenir hoy, es un problemade hoy. Yo tomo decisiones como si el paquete de ayuda se va a aprobar. Por ende no habrá corridas en EE.UU. porque la crisis está acotada.

Eso sí, lo de que la Argentina está blindada no se lo cree nadie, los problemas son de acá. Las consecuencias de la crisis será un menor crecimiento y consumo. Hay que deglutir un importante stock de inmuebles, que llevará meses, años. No se trata de unas toneladas de pescado fresco. Si la Fed sale a compensar pérdidas de capital sería un error, creo que no lo hará. Y me parece que no es lo que está haciendo, por eso pierden los accionistas. Lo que tiene que evitar es la corrida sobre el sistema bancario, que el dentista de Ohio corra a sacar sus ahorros del banco. Lo del pánico mundial, no lo veo así, es un invento argentino. Yo observo de costado que el problema está acotado. Esta crisis se trata de una corrida de naturaleza muy diferente (se invirtió en riesgos). La acción de Lehman pasó de 4 a 80 dólares, se multiplicó por 20 la riqueza. Uno dice: son unos genios o algo va a pasar. Y pasó.

2.- Club de París, oferta a bonistas, todo ver para creer. Por lo pronto, aquí no hay ningún entusiasmo

Si en el Poder Ejecutivo piensan que existe correlación entre estos anuncios y la llegada de fondos frescos, entonces, creen en los Reyes Magos. Igual que con el anuncio del Club de París. Hay sorpresa en el gobierno argentino de que no llegan los capitales después de lo del Club de París. ¡A quién se le ocurre!

El centro de lo que está pasando es que la política económica no tiene credibilidad. Pero se trata del estilo K. La política económica es visceral y los analistas intentan racionalizarla. Si el gobierno no es creíble todo lo que parecen ser buenos pasos ortodoxos son regalos. La credibilidad es convertir los regalos en incentivos. La señal de que esto es así son los precios de los bonos. Los del Club de París, cuando cobren la deuda argentina harán «clink caja» y cuando vaya el ministro de Economía a pedirles crédito lo van a sacar corriendo. Lo peor que puede pasar es que en lugar de financiar un tren bala, nos financien dos. Es obvio que no piensan en las reservas. Piensan en otras cosas que tienen implicancias con las reservas, así anuncian el Club de París y el nuevo canje, y que alguien se arregle.

En cuanto a la economía local desde febrero, antes del conflicto con el campo, el nivel de actividad venía flojo. Hay menos pedidos. Esto se ve no sólo en Capital y Gran Buenos Aires sino también en el interior. No existe entusiasmo. Algunos sectores mantienen volumen y en otros está cayendo. Al aumentar el nivel de incertidumbre los empresarios postergan decisiones de inversión. Para algunos, la crisis es una oportunidad, pero la historia muestra que las crisis son recesivas.

En el Presupuesto 2009 la pauta de crecimiento del PBI es 4%, por ende, lo que el gobiernoquiere decir es que de aquí en adelante ya no se crecerá. Se detuvo el crecimiento. Hay un achicamiento del horizonte, la realidad es el día a día. Así es muy difícil planear inversiones.

Hay dos razones para pedir la apertura de las paritarias por aumentos salariales, una es la competencia interna en la CGT, por eso Hugo Moyano no puede quedarse en silencio, y otra es que saben cuándo apretar. Es el oficio del dirigente sindical. La inflación probablemente dejó de crecer. Aquellos que pactaron 19,5% de aumento salarial quieren ajustes, existe un complejo cuadro salarial. Cuando en 2002 cayó fuerte el salario real la CGT fue mediadora, en 2007 hubo una importante suba del salario real. Es un mix entre política, oficio y diferencias sectoriales. Se trata de una puja distributiva.

Pensar que todo está bien, en equilibrio, que los gremialistas son los que ponen proa a los aumentos salariales no es así. Lo que pasa es que a la debilidad política se le animan todos, la contrapartida de esto es que se te animan todos. La lucha distributiva se hace más salvaje en una etapa del ciclo en que no hay mucho para repartir. Esto que pasa debería llevarnos a decirle a Moyano que se quede en el molde, y a aquellos que apoyan y están cerca del matrimonio Kirchner deberían ir a tomarlos de las solapas y decirles «¡despiértense!». La agenda es apretada, insisto que hay que recuperar credibilidad con un mundo que dejó de ser viento a favor.

3.- Adiós al superávit fiscal

Acá tratan los pagos y los gastos como sinónimos. Me parece que lo que están haciendo es pisar los pagos y no bajar los gastos. Cuando se pongan al día con los pagos, hay que olvidarse del superávit. El ejemplo son los jubilados. La mínima la aumentaron 400% desde 2002 pero el resto quedó postergado y tenemos el caso Badaro y, por éste, miles de juicios de actualización. Esto llevó a presentar la ley de movilidad al Congreso. Vi unos cálculos que, cuando paguen más o menos razonablemente estas jubilaciones, adiós superávit.

Otro tanto ocurre con el superávit comercial. En los primeros siete meses del año, el valor de las exportaciones creció 37%, pero sólo 3% por volumen, el resto, 33% por precios. Y las importaciones aumentaron-47%, pero 30% por volumen.
Claramente estamos más dependientes de los precios internacionales; el superávit está atado con alfileres. Somos más vulnerables de lo que nos quieren hacer creer. Con la soja a los precios de 2007 tendríamos déficit comercial. En el gobierno nacional están ofuscados, dicen que tienen superávit gemelos y no les creen. Tenemos que darnos cuenta que somos más pobres y cambiar el discurso, porque los términos de intercambio dejarán de ayudarnos. El dólar seguirá recuperando terreno frente al euro. Esto va a ocurrir porque la historia me enseñó que cuando un precio relativo está caro, bajará y viceversa. Y, lo que es más importante, a u$s 1,60 el euro, los europeos viajaban de shopping a EE.UU. y los vinos franceses ya no podían venderse en el mercado americano. La fantasía de pensar que esto era la normalidad, la nueva economía, era una ficción y los argentinos con la experiencia acumulada saben que algo va a pasar.