Thursday, June 21, 2007

Todo sea por el bala

Todo sea por el bala

Por: Guillermo Laborda
Ámbito Financiero

«Vamos a estar desde la Capital a Rosario en 85 minutos», aventuró Néstor Kirchner ayer en el acto por el Día de la Bandera. Con la misma premura quiere que se concrete el proyecto del controvertido tren bala y ordenó a funcionarios de Felisa Miceli y de Julio De Vido que apuren todas las negociaciones pendientes. Hace 14 días viajaron a París Sergio Chodos y Alejandra Sharf (Secretaría de Finanzas) y ni la niebla en Ezeiza los detuvo: pese a la cancelación de todos los vuelos, el Tango 01 los depositó en San Pablo y allí conectaron a París.

El secretario de Transporte y Subsidios, Ricardo Jaime, ya estaba en esa capital. El consorcio Veloxia que lidera la francesa Alstom (rescatada de la debacle por el gobierno de su país) fue el ganador del proceso licitatorio que duró más de un año. Se trató de un triunfo solitario: Siemens no presentó una oferta por no contar con financiamiento para encarar el megaproyecto. Sugestivamente, Alstom se comprometió a cubrir con fondos propios y de Société Générale 75% de las inversiones necesarias.

Apostaban todo a que la Argentina iba a acordar una rápida salida del default con el Club de París, lo que les liberaría préstamos a baja tasa de bancos europeos. Perdieron.

A pesar de las extensas reuniones de Chodos y Sharf en Francia, no hubo avances en las negociaciones. Lo único que podría destrabar el curso es que el gobierno argentino permita a una misión del FMI auditar las cuentas públicas. Imposible: ya fue rechazado de inmediato una vez más por Néstor Kirchner.

Ahora, bajo la figura de «ingeniería financiera», se busca todo tipo de mecanismos para seguir adelante con el tren bala. Por ello es que en los últimos días en el Palacio de Hacienda se ven circulando más abogados que economistas. ¿Garantizará la Argentina la deuda de Alstom como ya se hiciera con la deuda de SanCor con Chávez? No se desmiente nada en Economía relacionado con esta iniciativa. No sólo el tren bala está en juego por el Club de París. Hay proyectos de inversión anunciados por Volkswagen esperando lo mismo.

Igual, por más anuncios que se hagan, avances significativos en la obra antes de las elecciones de octubre no serán fáciles. Tampoco ayuda que esté en el escenario Société Générale, una entidad con dificultades en Francia. No escapa Sergio Chodos al problema: ejecutivos franceses mantuvieron una fuerte discusión con el secretario de Finanzas por cómo obtener los fondos comprometidos.

Ayer, formalmente, Ricardo Jaime adjudicó las obras del tren bala al consorcio que capitanea Alstom y que está también integrado por la española Isolux y las preferidas argentinas IECSA y Emepa. Angelo Calcaterra, sobrino de Franco Macri, es el titular de IECSA, mientras que Emepa es de Gabriel Romero, de Chascomús, dueño de Ferrovías e Hidrovías. Todos unidos con un denominador común: una excelente relación con Néstor Kirchner. Faltan precios, valores, plata en suma, pero vale soñar con viajar a Rosario en 45 minutos, a 300 km por hora, que cubrirá con una frecuencia de tres trenes diarios. Si es rentable, no interesa. Si usuarios podrán pagar el boleto, tampoco.

No será tan rápido como la concreción del proyecto. Cuando se culmine la obra, la Argentina habrá ingresado en el G-7: sólo España, Corea, Japón, China, Francia Alemania e Italia cuentan con trenes de este tipo.

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