Friday, September 14, 2007

¿Alcanza cambio Néstor por Cristina?

¿Alcanza cambio Néstor por Cristina?

Por: Enrique Szewach
Ámbito Financiero

Mervy King es el titular de la Banca de Inglaterra. Hace poco utilizó los dos goles de Maradona a los ingleses en el Mundial 86 para ilustrar las diferencias entre «la vieja política monetaria» y la que él intenta instrumentar. En declaraciones que cita el «Finantial Times», King lo contaba más o menos así: «El primer gol, la 'mano de Dios', refleja la vieja política monetaria. Estuvo lleno de mística y tuvo mucha suerte de que no fuera anulado. Pero en el segundo gol, Maradona eludió a cinco jugadores ingleses, corriendo en línea recta desde la mitad de la cancha. Ese es un ejemplo de la práctica moderna de la política monetaria.

¿Cómo puede un jugador, corriendo en línea recta, eludir a cinco jugadores contrarios? La respuesta es que los defensores ingleses reaccionaron a lo que esperaban que Maradona hiciera...».

«La política monetaria trabaja de manera similar. Las tasas de interés de mercado reaccionan a lo que se espera que el Banco Central haga.» La reflexión del amigo Mervy no sólo me pareció interesante para reflejar lo que el Banco de Inglaterra intenta hacer, diferenciándose de la Fed y del Banco Central Europeo, en un intento por mostrarse más independiente y tratando de minimizar el «riesgo moral» de salvar a los que prestaron mal. Es muy aplicable para diferenciar la política económica del primer mandato del presidente Kirchner, con la que debería caracterizar «la profundización del cambio» de Cristina. En efecto, la política económica de estos años K también se parece al «gol con la mano» de Maradona. Mucha mística, mucho marketing y mucha suerte de que no lo anularan. Fue una política económica basada fundamentalmente en resultados. Tipo de cambio real alto para incentivar exportaciones y sustituir importaciones.

El shock inflacionario «heredado» de las estafas de Duhalde para licuar salarios y jubilaciones y partir de un elevado superávit fiscal en las provincias. La alta capacidad ociosa y el superdesempleo que permitió incentivar la demanda, ajustando más por «cantidades» que por «precios».

Extraordinario escenario internacional tanto en materia de commodities, como de tasas de interés y liquidez. Sobreinversión en infraestructura en los 90, etcétera. Fue una etapa en donde las dudas, los temores, el escepticismo se disiparon con rentabilidades extraordinarias, crecimiento del empleo y, por lo tanto, de los ingresos familiares, recuperación del crédito y, en estos últimos tiempos, crecimiento fuerte del salario real, pese a una peligrosa aceleración inflacionaria.

Goles hechos con la mano, es decir, con corrupción, avasallando las instituciones, sin rendición de cuentas, sin prioridades, sin planes, sin estrategias, mintiendo en los índices de precios, estafando a acreedores varios, incluyendo ahorristas y futuros y actuales jubilados,pero goles al fin. Y «la tribuna» disfrutando, aplaudiendo y celebrando la «picardía K». Había que salir de la crisis «de cualquier manera», aun con el riesgo de que nos expulsaran de la cancha.

Esa etapa se está cerrando. Ya no hay margen para alentar la producción. El crecimiento de la demanda se traduce en mayores importaciones y en mayores precios. La rentabilidad está cayendo por mayores costos y el peso se está apreciando por la aceleración de la inflación. Aunque la devaluación del dólar en el mundo juega a favor. El empleo sigue creciendo, pero ya a un ritmo menor. El crédito se está viendo afectado por la situación financiera internacional. Los precios de los commodities agrícolas continúan elevados, pero hay un límite a la producción local, en especial, por los mayores costos de insumos y las limitaciones energéticas, de tierras disponibles y climáticas. La licuación del gasto en las cuentas públicas provinciales se terminó, por presión sindical y electoral, y con ello, en general, el superávit fiscal regional. La ausencia de inversiones en el área energética obliga a subsidios crecientes y a racionamiento en los picos de demanda. La licuación del gasto nacional también está llegando a un piso. Y la sociedad está empezando a rechazar el pago de un impuesto inflacionario que ronda 20%, y ya no tiene ningún efecto positivo sobre las expectativas mentir con el INDEC.

# Cambio complejo

El camino, entonces, aparece claro en términos de alternativas, aunque complejo pensando en las dificultades. Quien suceda al presidente Kirchner puede jugarse a hacer otro «gol con la mano» y que, otra vez, el árbitro y los jueces de línea no «se aviven». Es decir, repetir «la gran Duhalde», devaluar, licuar, estafar, empezar de nuevo. Es un juego extremadamente peligroso. Primero, porque el contexto es muy distinto, en términos de pleno empleo y de capacidad ociosa. Segundo, porque es muy difícil suponer que se puede volver a engañar al árbitro (aun cuando se trate de árbitros argentinos). O puede intentar el «segundo gol de Maradona», es decir, anunciando una serie de políticas públicas que, actuando sobre las expectativas, genere que los empresarios inviertan aun con tasas de rentabilidad bajas, pensando en el futuro y no en el presente.

Que los sindicatos acepten ajustes salariales «para adelante», olvidando la inflación pasada, y que los inversores externos «perdonen» los pecados de estos años. Una vieja regla de oro de la negociación dice que «nunca se manda a negociar a la misma persona que no cumplió con la contraparte en una negociación previa». En ese sentido, ¿alcanzará con cambiar a Néstor por Cristina? ¿O sólo Maradona es capaz de reunir, bajo un mismo apellido, al tramposo y pícaro del gol con la mano y al genial futbolista que eludió a cinco defensores corriendo en línea recta?

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