Tuesday, October 02, 2007

Ralea la inversión y fugan capitales

Ralea la inversión y fugan capitales

Por: Agustín A. Monteverde
Ámbito Financiero

El tramo neoyorquino del Council of the Americas de la gira preelectoral de la candidata ha incluido los infaltables anuncios de inversiones, acompañados ahora por un discurso reestilizado, "corporate friendly", aunque vacío de definiciones concretas. Pero para atraer capitales productivos, la Argentina necesitará algo más que gestos, sonrisas y frases hechas. Por lo menos así lo dejó claro el balance de pagos de mitad de año publicado por el mismísimo INDEC (¿se le escapó a la censura oficial?): ya no se trata de que la inversión directa proveniente del exterior (IED) muestre un crecimiento pobre; el problema es que está colapsando.

Concretamente, la IED del sector privado no financiero en el segundo trimestre de 2007 sumó apenas u$s 509 millones, lo que marcó una fulminante baja interanual de 67% frente a los u$s 1.534 millones ingresados un año antes y que ya evidenciaban una desaceleración de 27% respecto de lo ingresado en 2005.

En la primera mitad de 2007, la IED totalizó u$s 1.143 millones contra u$s 2.915 millones en el mismo lapso del año pasado. Para tener una idea más clara de cuán seductor es para los inversores el modelo K + K, podemos compararnos con Brasil: pese al supuesto carácter "antiproductivista" de permitir la apreciación de la moneda propia, nuestro vecino atrajo inversiones directas -es decir, en plantas y maquinarias- del exterior por la friolera de u$s 20.864 millones en el primer semestre.

No se crea que la decadencia de nuestra economía para convocar capitales comenzó el año pasado; ya en 2005 los flujos de IED hacia la Argentina crecieron sólo 9% contra 29% en que lo hicieron a nivel mundial.

# Incrementos

Tampoco obedeció a una realidad latinoamericana: las inversiones extranjeras en Perú, por caso, crecían 61%, en Uruguay 81%, y las dirigidas a Chile representaban casi una vez y media las que recibió esta Argentina "productivista" en la que el consumo crece a tasas chinas mientras que la inversión lo hace a tasas africanas, ubicándonos por detrás de casi 100 naciones como destino de los capitales productivos.

Si se profundiza en el análisis del balance de pagos, se pueden apreciar incluso signos persistentes de desinversión por parte de las multinacionales con filiales en el país: las remesas de utilidades han alcanzado desde el año pasado niveles récord del orden de 2% del PBI, duplicando lo que giraban en los infames años 90. Téngase en cuenta que los giros por utilidades e intereses a las casas matrices fueron más de dos veces y media lo que ingresó como inversión.

Si nos atenemos a los particulares residentes en el país, pese a la estabilidad cambiaria que mostró el primer semestre, se habría continuado egresando capitales por unos u$s 600 millones entre abril y junio (número estimado, pues aquí sí el INDEC prefirió no brindar esta información).

De esta forma, los argentinos mantendrían hoy activos financieros externos por casi u$s 135.000 millones. Cifra formidable, por cierto, y sólo empañada por el tamaño alcanzado por nuestra deuda pública. A setiembre de 2006 (último dato informado en el balance de pagos), el total de la deuda sin atrasos del gobierno ascendía a u$s 97.842 millones más una letra con el BCRA por u$s 9.530 millones por la precancelación al FMI. Para llegar a la deuda pública total aún hay que adicionar:

a) la deuda con atrasos, que a marzo 2005 (último dato, no incluye ajustes ni intereses) sumaba u$s 43.674 millones; b) la deuda contingente por arbitrajes en el CIADI, por unos u$s 20.000 millones; y c) otros u$s 19.900 millones de deuda cuasifiscal (del BCRA) a fin de marzo.

# Deuda

Todo ello representa la bicocade u$s 190.946 millones. Cabría aún sumar la deuda contingente que representan los cupones indexados por el PBI emitidos para la reestructuración de la deuda y los generosos préstamos recibidos del monarca bolivariano durante el corriente año para arribar a la deuda total.

El Presidente a esta política la llama "desendeudamiento". Será por esto, tal vez, que él mismo advirtió alguna vez que hay que juzgarlo por lo que hace y no por lo que dice. ¿Algunas mentiras, tal vez?

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