Monday, November 19, 2007

''Impulso competitivo es más por la caída masiva de salarios''

Lo dice la economista Carola Pessino, de Di Tella
''Impulso competitivo es más por la caída masiva de salarios''

Ámbito Financiero

Para Carola Pessino, "el gran impulso competitivo en este modelo fue la caída masiva de los salarios reales más que aumentos genuinos en la productividad". Así lo sostuvo en la entrevista con Ambito Financiero en su oficina de la Universidad Torcuato Di Tella en la que, además, señaló que "la devaluación provocó los aumentos de pobreza más espectaculares de los últimos 50 años". La economista, doctorada en la Universidad de Chicago, fue secretaria de Equidad Fiscal entre 1997 y 1999, y asesora del ex ministro de Economía Roque Fernández. A tres semanas de la asunción de Cristina Kirchner, Pessino manifestó no tener muchas expectativas acerca del pacto social como posible marco para las negociaciones salariales. "No creo que sea útil ya que es difícil que contemple las realidades de cada empresa. No se pueden hacer pactos globales y corporativos cuando la realidad es diferente para cada sector y en particular para cada compañía", afirmó. En este sentido, vaticinó que "el año próximo puede haber más conflictos y que se llegue a incrementos no tan altos como en el pasado".

Carola Pessino
Periodista: ¿Por qué sostienen las empresas que hay dificultad en encontrar trabajadores?

Carola Pessino: Es por la actual situación que favorece la sustitución de importaciones; hay una demanda laboral superior en sectores industriales y en particular de personal semicalificado y no calificado. Se habla de lo difícil que es encontrar profesionales en la industria química, o en el área de computación, entre otros. Lo que ocurre es que esta «falta» es un signo de que el salario que se les paga es bajo. Y como lleva tiempo adquirir conocimientos para determinados oficios y calificaciones, las remuneraciones de ese tipo de personal deben aumentar para ajustar la demanda.

P.: Pero el faltante mayor se da en puestos de operarios especializados, más que en puestos medios y gerenciales...

C.P.: Sí, efectivamente.Hubo un cambio estructural tanto en la composición de la demanda laboral como en la consecuente estructura salarial. En la década del 90, el precio del capital con respecto al del trabajo fue relativamente bajo, lo que impulsó la inversión en capital. Entonces hubo más demanda de gente con mayores calificaciones que de personal con menor nivel de educación, por lo que aumentó el salario relativo de ese grupo en la década pasada. Esto se conoce también como el aumento en la brecha salarial o incremento en el retorno del capital humano. A partir de la devaluación esto cambia y se comenzó a incrementar el pedido de trabajadores no calificados relativamente más que la de los que tienen mayores niveles de educación, a la inversa de lo que se dio en la década anterior.

P.: Con respecto a la estructura salarial, ¿ocurrió una verdadera recuperación de las remuneraciones?

C.P.: Todo el mundo mira las estadísticas del salario promedio, pero el agregado esconde qué es lo que pasó con cada persona o grupos en particular. El del personal menos calificado, cuya demanda relativa aumentó (amén de las convenciones colectivas) creció más que la inflación oficial de precios minoristas, con lo cual se tiende a pensar que el salario real de ese sector se incrementó desde la devaluación. Pero, por otra parte, las remuneraciones del personal más calificado no lograron superar ni siquiera la inflación minorista y todavía son mucho menores, de entre 40% o 50% menos en términos reales. Y esto es teniendo en cuenta los datos oficiales de precios minoristas.

P.: Por lo que en verdad las mejoras en el bolsillo son incluso menores...

C.P.: Con la inflación bien computada, el aumento del poder adquisitivo fue menor, especialmente el de este año. Además, la devaluación provocó aumentos en primer lugar en los alimentos, que tienen un gran componente de precios internacionales, a pesar de las retenciones. Como la demanda de estos bienes es muy inelástica, entonces la canasta de bienes del consumidor promedio cambió ya que la proporción de alimentos tiende a ser mucho mayor en el total de ingresos. Es así que si se computa una nueva cesta más acorde con la realidad, la inflación es aun mayor, inclusive sin retoques en el índice. Es por todo esto que el salario real «verdadero» creció menos que el de las estadísticas y esto se refleja en el sentimiento popular cuando uno va al supermercado, por ejemplo, y el dinero no le alcanza para las compras usuales.

P.: Y esto repercute también en la línea de pobreza...

C.P.: La devaluación provocó los aumentos en pobreza más espectaculares del los últimos 50 años. Luego, con la recuperación del salario nominal, tendió a bajar, pero aún se encuentra en niveles superiores a los de los 90. Incluso aparece menor que la verdadera por la manipulación de los datos en el INDEC. Además, la pobreza está muy influenciada por la informalidad, donde hay aumentos inferiores en el salario real. Las remuneraciones de este grupo están todavía en la mitad de las del sector formal por lo que están sobrerrepresentadas en la pobreza.

P.: Pero no es lo que ocurrió en la Argentina...

C.P.: Este cambio es muy reciente. Esos estudios son siempre «ceteris paribus», es decir suponiendo constantes otros cambios en la demanda por otras razones. De todos modos, la indemnización sigue siendo alta respecto de la de otros lugares de la región y del mundo. Si hubiera un efecto hoy, creo que sería mayor el «blanqueo» que el despido, aunque no sería suficiente para bajar la informalidad. Los impuestos y otros costos extrasalariales siguen siendo altos y han sido aumentados en los últimos años, y los servicios que se reciben por este tipo de contribuciones no han sido mejorados, como en el caso de la jubilación privada, que ha sido objeto de numerosos atentados por parte del Estado.

P.: Con la inflación actual y algunas cifras dando vuelta, ¿de qué porcentaje cree que serán los pedidos de aumento salarial el año próximo?

C.P.: No tengo una clara idea, pero si se mira la dinámica del mercado, hasta el momento parte de los aumentos pudieron ser absorbidos por las empresas. Ahora creo que se va a sobrepasar los límites y muchas de ellas van a enfrentar problemas. Es así que puede haber más conflictos y que se llegue a incrementos no tan altos como en el pasado.

P.: ¿Será útil el pacto social en este sentido?

C.P.: No creo, ya que es difícil que contemple las realidades de cada empresa. No se pueden hacer pactos globales y corporativos cuando la realidad es diferente para cada sector y en particular para cada compañía. Sólo se podrán lograr acuerdos muy lavados y sería muy peligroso que trataran de ser muy específicos, por ejemplo regulando precios de productos particulares.

Entrevista de María Iglesia

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