Monday, June 16, 2008

"Una secta de vengadores"

"Una secta de vengadores"

La pelea entre el campo y el gobierno no deja mucho espacio para la reflexión; por eso, es importante el análisis que puede realizar alguien que está alejado de las urgencias de la coyuntura. Es el caso del filósofo Tomás Abraham, quien con una posición crítica intentó explicar el difícil momento actual. Habló con el sitio del Departamento de Filosofía de la Universidad de Córdoba y con TN. Esta es la síntesis de esas entrevistas.

PERIODISTA: ¿Cómo ve el conflicto agropecuario?

Tomás Abraham: Un desastre, esto fue provocado por el gobierno que en estos tres meses difamó, insultó, provocó y les hizo muy difícil a los dirigentes (rurales) reflexionar y poder hablar con sus bases porque no tenían nada en la mano. Esto comenzó con una medida inconsulta, no es mala comunicación. El gobierno menosprecia e ignora públicamente (a los dirigentes rurales). No sé cuáles son las razones pero está llevando esta situación a grados de violencia y todo eso en un sector que no estaba en crisis. El gobierno es un sector de combate, tiene una visión de poder que hizo correr mucha sangre en la Argentina: que el poder es algo que se posee totalmente o se pierde en manos de un enemigo. Es una concepción bélica del poder que en la década del 70 llevó a lo que llevó. No es un gobierno que asuma el rol que debe, de mediador, de negociador, más todavía con un sector que ha llevado a la Argentina a tener 30% de su producto bruto exportable. Nunca ocurrió eso en la Argentina, ni siquiera en la república conservadora cuando no llegaba a 20%. En vez de ser cuidadoso, de preservar y estimular el crecimiento de las fuerzas productivas, va a un proceso de destrucción. Entonces, si hay violencia, no está provocada por (Alfredo) De Angeli, ha sido provocada por este espectáculo permanente que da el gobierno con todos los epítetos que se le han ocurrido. El gobierno parece una secta de vengadores: va a castigar a todos aquellos que se le han enfrentado y eso produce cierto temor. (...)

En cuanto a lo que la Presidente dijo en su campaña, que se iba a ocupar de la calidad institucional, era porque algún problema había con la calidad institucional, hoy en día ni siquiera se puede mencionar esa palabra, la calidad institucional la han derrumbado, lo poco que había. Este gobierno no tiene Congreso, manipula, presiona a los medios, intimida, no dialoga, está llevando a esta situación con 300 cortes de ruta donde los acusa de procesistas, golpistas, oligarcas, avaros.

P.: ¿Con qué objetivo hace eso?

T.A.: Creo que no maneja las variables económicas. Este 30 y pico por ciento de inflación, que triplicó la que existía hace un año, no lo puede manejar. Se ha llegado a un cuello de botella. Hay un problema que tiene que ver con la energía, posiblemente con el gasto público, con la falta de oferta, hay un problema inflacionario que el gobierno desconoce desde hace tiempo.

P.: Más que malo, parece un desastre, entonces.

T.A.: Se está convirtiendo en un desastre, porque tuvo una virtud que era dedicarse al problema de la desocupación. Aprovechó una coyuntura internacional y los argentinos pudieron de nuevo trabajar. No fue obra de una genialidad, pero aprovechó la oportunidad; en este momento la está destruyendo, simplemente porque hay dificultades. En vez de buscar una solución, va a la hecatombe.

P.: ¿Cuál es el rol que ocuparon los medios de comunicación en el conflicto y cómo ves la polémica que se desató con el gobierno?

T.A.: Nada nuevo bajo el sol. El gobierno se pone muy nervioso por la situación. Indudablemente, si hay una protesta con trescientos cortes de ruta, los medios no pueden no darle importancia.

P.: En este marco, ¿cuál es tu opinión sobre la creación del Observatorio de Medios integrado por profesores de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA?

T.A.: Yo creo que merecen una patada en el culo, más que una opinión. Son olfas del poder. No se puede creer lo que hacen estas carreras de facultades de Ciencias Sociales que, se supone, enseñan pensamiento crítico.

P.: Volviendo al tema del campo, ¿preparamos crisis donde no las hay?

T.A.: Lo que se está viendo ahora es que nuevamente cuando se termina una época de recuperación económica, como la hubo tantas veces, en la convertibilidad también la hubo hasta el 95, cuando se produce una dificultad, se va al desastre.

P.: Pero las condiciones internacionales son favorables como nunca.

T.A.: Las internacionales sí, pero las nacionales no tanto, porque hay falta de inversión, no hay oferta suficiente, porque se calentó la economía y se calentó bien la economía si había que dar trabajo, pero había al menos que pensar algo para cuando se llegara a un techo, no aprovechar y chupar cuando la ubre está llena. Un político lo que tiene que pensar es qué pasa cuando eso se va vaciando. Como no pensaron en nada en este momento estamos en esta crisis porque no tienen ninguna solución.

P.: ¿El gobierno concentra demasiado poder?

T.A.: Un poder fuerte en la Argentina siempre ha sido necesario. El asunto es quién lo ejerce y para qué. Creo que éstos son momentos de diálogo y ellos eso no lo quieren. Especulan con algo que pasa en la sociedad argentina: nadie cree en nada, no hay ningún clima de confianza, todo el mundo sospecha de todo el mundo, es el sálvese quien pueda. Pueden seguir adelante con esta crisis, porque cuando nadie cree en nada, se somete a la ley del más fuerte. Y como ellos están descansando sobre 50.000 millones de dólares, que espero no tengan el mismo destino que los fondos de Santa Cruz, se sienten más fuertes y pueden dominar el espectro. (...)

Se vive una farsa tal que todo esto que está pasando y que alarma a muchos ha sido en nombre de 30 hospitales. Ese tipo de teatralidad que ni siquiera hace un esfuerzo por mentir, hay que tener cierto coeficiente mental para mentir, hasta eso requiere un cierto trabajo, ya ni se lo toman.

P.: ¿Mienten cuando anuncian el plan social?

T.A.: Si pensamos que esta crisis que dura tres meses y en la que tenemos temor a la violencia, una crisis como nunca vio este gobierno, es por haber hecho 30 hospitales, después de haber buscado permanentemente otros argumentos. Este es un gobierno de maniobreros, hace maniobras. Antes era para parar la sojización del campo, ahora para construir hospitales y mañana van a inventar otra, pero no hacen el menor esfuerzo como para disimular un poco este tipo de maniobras. (...) Cuando cobraban 35% el campo no estaba en la calle, el gobierno podía hacer su caja, ¿por qué esta crisis? ¿Era inevitable, era fatal? ¿Por qué estamos donde estamos? El gobierno no puede controlar las variables inflacionarias y además no quiere que nadie se meta en la caja que manejan De Vido, los Fernández y los Kirchner. (...) Quieren todo, esto no es por el bien común, es por el poder total.

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