Tuesday, November 27, 2007

La sociedad se hizo adicta a la inflación

El economista del mes
La sociedad se hizo adicta a la inflación

Ámbito Financiero

En la tradicional entrega de «El economista del mes» el análisis de la coyuntura y las perspectivas bajo el próximo gobierno de Cristina de Kirchner estuvo a cargo del economista y profesor del CEMA Jorge Avila. Tras ahondar en la adicción al mágico dólar fijo y a la mayor inflación, explica la enseñanza que deja Kirchner sobre el poder del superávit, por lo que en 2008 descuenta que lo reforzará. Siembra dudas sobre las cifras oficiales de crecimiento frente al comportamiento de la prima de riesgo-país.

1 - El dólar quieto tiene poderes mágicos

En pocos días más se cumple el mandato presidencial de Néstor Kirchner. Según las urnas, una amplia primera minoría opina que el país está mejor. La oposición no fracasó por falta de unión, sino porque la población aún no tiene sed de cambio.

Kirchner ha atropellado mil instituciones económicas y políticas. Por ejemplo, el piquete a la petrolera Shell arrumbó la libertad de precios; la anticumbre de Mar del Plata selló nuestro aislamiento internacional, y la intervención del INDEC ha promovido el descrédito institucional del país y ocasionado un segundo default. Pero Kirchner consiguió en su mandato dos cosas valiosas para un país atormentado por una inestabilidad crónica: aseguró la estabilidad y alejó el fantasma de la hiperinflación, y aseguró la gobernabilidad y alejó el espectro de la anarquía. En este orden. Primero, la estabilidad monetaria; luego, la estabilidad política.

Kirchner tuvo la sabiduría de mantenerse dentro del cauceque habían abierto en 2002 el ex presidente Duhalde y su ministro Lavagna. En 2002, Duhalde no fue el cirujano de bisturí que exigían las circunstancias; fue un carnicero de hacha improvisada y eficaz. Lavagna no aplicó la libre flotación que iba a conjurar todos los males de la convertibilidad, sino una convertibilidad disfrazada e informal de 3 por 1, tan efectiva que todavía perdura. El aporte fundamental de Kirchner consistió en reforzarel superávit fiscal y no toquetear el dólar. Su otro aporte fue la suerte, que no es un atributo menor en un gobernante. El índice de precios de las materias primas argentinas creció durante su mandato un excepcional 107%, luego de una larga declinación durante los gobiernos de Menem y de De la Rúa.

La convertibilidad informal, el elevado superávit fiscal (mayor que el de Menem, quien a su vez lo tuvo mayor que Alfonsín) y la reestructuración de 75% de la deuda pública en 2005 determinaron una aguda reducción de la prima de riesgo-argentino, una reversión notable del flujo internacional de capitales y un importante crecimiento de la demanda agregada. Esta es la causa primaria de la expansión del PBI argentino en el período 2003-07. La causa secundaria es el viento de cola que sopla desde los mercados de commodities del mundo. Digo que éste es el orden de causalidad porque es improbable que un viento de cola genere un aumento de 50% del PBI en presencia de desborde fiscal y disparada del dólar. El dólar quieto tiene poderes mágicos.

2 - Una clave fue la caída de la prima de riesgo-país

La relación inversa que se verifica entre la prima de riesgoargentino y el flujo de capitales se ilustra en el gráfico 1. Los datos corren entre enero de 2002 y noviembre de 2007. Mide la prima anual (en puntos porcentuales) sobre el eje derecho y el ingreso mensual en dólares (como promedio móvil) sobre el eje izquierdo. El ingreso de capitales luce como la imagen especular de la prima de riesgo-país. Esta relación tiene un papel clave en la explicación de la recuperación económica argentina. La aguda reducción del riesgoargentino transformó la salida de capitales de 2002 en una creciente entrada. El impacto macroeconómico de una menor salida de capitales es igual al de una mayor entrada. Digo impacto macroeconómico porque el ingreso de capitales puede verse como una adición a la demanda agregada. Una entrada mensual de u$s 1.500 millones representa 7,5% de la demanda agregada de un mes (con un PBI de u$s 240.000 millones por año, algo menor que el actual).

Por su parte, el gráfico 2 ilustra la relación inversa que existe entre la prima de riesgo-argentino y la producción. En este gráfico, los datos corren entre enero de 1998 y noviembre de 2007. El eje derecho mide la variación anual de la prima (en puntos porcentuales) y el eje izquierdo, la variación anual de la producción industrial (en puntos porcentuales). Se advierte que entre octubre de 2002 y junio de 2007 la variación anual de la prima de riesgopaís fue siempre negativa mientras la variación anual de la producción industrial fue siempre positiva. Estos gráficosson, obviamente, complementarios.

La estabilidad y la expansión económica elevaron la base imponible en mayor proporción. La estampida de la recaudación impositiva, sumada al carácter nacional de las retenciones, al régimen de coparticipación federal de impuestos (que es más unitario que federal) y a los superpoderes, convirtió al Presidente en el gran cajero de la Nación. Los gobernadores, que en un régimen auténticamente federal son sus rivales naturales por el poder, se convirtieron en mendigos. Y la oposición legislativa, en espectadora, pues el superávit le evita al PEN el desgaste político de pedir favores. Por el uso hábil, pero no republicano ni federal de la caja, por su carácter más bien autoritario y por la gracia que le ha concedido un pueblo agobiado por la inestabilidad, Kirchner recuperó entonces la gobernabilidad.

3 - Kirchner reforzará el superávit en 2008

El presidente saliente deja a su esposa, la presidente electa Cristina de Kirchner, un ramillete de éxitos y de urgencias. Los lineamientos generales de la política económica asociada al modelo productivo no cambiarán, pero habrá retoques a fin de asegurarle la supervivencia. Hay cuatro grandes áreas de retoque: el gasto público y el superávit fiscal; los vencimientos de la deuda pública y el Club de París; el reajuste tarifario y la crisis energética; y la inflación y la credibilidad del INDEC.

El superávit primario (antes de pagar los intereses de la deuda) del gobierno nacional ha caído de casi 4% del PBI en 2004 a casi 2% en 2007. Esto significa que el superávit financiero (después de pagar los intereses) quedará reducido este año a un mero 0%. El presidente Kirchner es el primer presidente, desde antes de Perón, que se dio cuenta de que superávit fiscal es igual a poder. Frente a los gobernadores, como dije antes, y frente a los mercados, cuya volatilidad un déficit agudiza y puede tumbar presidentes (Alfonsín y De la Rúa).

Kirchner reforzará el superávit durante 2008 y creo que el ajuste fiscal será más fácil que en otras ocasiones. Una simple comparación bastará para aclarar lo que quiero decir. En marzo de 2001, el ministro López Murphy intentó realizar una modesta rebaja del gasto público; fue misión imposible; en parte, por el contexto político dentro del cual se movía el gobierno de la Alianza y, en parte, porque la economía argentina sufría una recesión con deflación. En esta ocasión, con sólo hacer que el gasto público crezca en 2008 15% con respecto a 2007, en vez del 50% que creció en 2007 respecto de 2006, el superávit primario saltaría a 4% del PBI a fines de 2008. Nótese que no estoy diciendo que el gasto deba bajar.

Apenas sugiero que si en 2006 fue igual a $ 100 y en 2007 fue igual a $ 150, en 2008 debería ser igual a unos $ 172. El superávit aumentaría, de todos modos, pues la recaudación impositiva seguiría subiendo a un ritmo de 30% anual (puede ser menos) de la mano del PBI nominal. Esta variable viene aumentando a una tasa de 8% por año en virtud del crecimiento real del país, más un 20%-25% por año en virtud de la inflación que se verifica en los mostradores. En consecuencia, una suba del gasto de 15% y un aumento de la recaudación de 30% obrarían, en conjunto, el milagro de recomponer en forma dramática el superávit fiscal y restaurar así el poder político y financiero de los Kirchner.

Con el objeto de minimizar cualquier error de cálculo, el gobierno acaba de aumentar las retenciones sobre las exportaciones de soja, cereales, petróleo y naftas. El aporte al Tesoro rondará $ 8.000 millones, que equivalen a 0,8% del PBI. Con esta contribución adicional del campo y las empresas petroleras, el gobierno podría aumentar el gasto por encima de aquel 15%.

4 - La otra herencia pesada

A riesgo de caer en otro farragoso default en 2008, algo tendrá que hacer el gobierno con las deudas que mantiene con el Club de París y con los bonistas (hold outs). Ambas suman u$s 35.000 millones. Debe reestructurarlas y empezar a servirlas. Pero para esto se impone recuperar el acceso al mercado mundial de crédito voluntario. De otra manera, el gobierno no podrá refinanciar los vencimientos de capital a partir de 2009.

Si el gobierno no avanzara en el par de puntos anteriores, el país perdería la estabilidad y el ritmo de crecimiento de la producción y el empleodel período 2002-07, incluso cuando los precios de las materias primas argentinas siguieran exhibiendo elevados niveles. Por esto creo que avanzará.

Luego viene la cuestión tarifaria, de cuya resolución depende la atenuación de la crisis energética. En esta área me queda la impresión, quizás apresurada, de que el gobierno no pretende avances significativos. Apuntaría, más bien, a autorizar las subas estrictamente necesarias para que las empresas privatizadas no quiebren. Tampoco parece apurado por renegociar con criterio de mercado los contratos que regulan la actividad de las empresas. No debería esperarse un boom inversor en rubros como electricidad, gas y transporte en los próximos años.

Por último, viene la cuestión inflacionaria. La sociedad argentina se ha vuelto adicta a la inflación. Cree que la inflación es parte inextricable del crecimiento. El gobierno no la quiere, pero la necesita para licuar el gasto público. Su principal aliado, la UIA, la tolera porque es consecuencia de la devaluación, que es la fuente de su rentabilidad. El agro, pese a las retenciones, es una suerte de cómplice pasivo de la UIA; no hace lobby para devaluar, pero no repudia la devaluación. Los sindicatos encuentran en la inflación la justificación de su existencia; las discusiones salariales les devuelven la vida frente a los asalariados (de ahí tanto odio a Menem y a la convertibilidad).En tanto que el sector servicios, que representa 65% del PBI y que es el gran perjudicado por la devaluación, se mantiene al margen de la discusión; por un lado, los bancos y las empresas privatizadas temen el escrache, y por el otro, los médicos y los peluqueros no tienen voz y no entienden la relación causaefecto. Por todo lo dicho, creo que el tema no es prioritario. Para el gobierno, abatirla es un lujo que no se puede dar. Para la industria y el campo, no es negocio. Lo mismo que la credibilidad del INDEC. Si el precio a pagar por la restauración de la credibilidad es el peso fuerte, el tema tampoco es prioritario para el gobierno y la dirigencia industrial y rural. Prefieren no hacer olas.

5 - La inflación será de 23% anual.

Kirchner acaba de anunciar con bombos y platillos que la producción industrial aumentó 9,5% anual en octubre.Cuesta mucho creer que tan alto ritmo de crecimiento económico se mantenga en el segundo semestre de 2007. A juzgar por el fuerte aumento de la prima de riesgoargentino desde enero, la tasa de crecimiento de la producción industrial (y del PBI) debería exhibir una clara tendencia bajista desde agosto a más tardar. Sin embargo, a juzgar por la fuerte suba del precio de las materias primas que el país exporta, hay motivo para esperar que el PBI siga creciendo a buen ritmo.

Un aumento de la prima de riesgo-país es un shock de demanda negativo. Determina una menor entrada (o una salida) de capitales, y por tanto una menor tasa de crecimiento de la demanda agregada. Luego, la oferta agregada (el PBI) tiene que aumentar a menor ritmo. El riesgoargentino observa desde julio un cambio de comportamiento altamente significativo. Ese mes, la prima fue casi igual a la de un año atrás, y en agosto, en setiembre,en octubre y en noviembrefue 42%, 28%, 23% y 32% mayor que en los mismos meses de 2006. Desde agosto de 2007 hay motivo entonces para pensar que la producción crece cada vez más lentamente. Esta presunción se fortalece al comprobar la evolución del flujo de capitales. El último tramo del gráfico 1 muestra una suba abrupta de la prima de riesgo-argentino junto a un giro abrupto del flujo de capitales. Este pasó de una entrada de u$s 1.400 millones por mes en julio a una salida de 200 millones en setiembre.

Un aumento del precio internacional de las materias primas que exporta el país es un shock de oferta positivo. Determina un aumento proporcional de la oferta agregada y, por tanto, del PBI. En los últimos 12 meses, el índice de precios de materias primas aumentó 46%. Esto implica que el PBI de 2007, sólo por esta razón, debería ser 3% más alto que el de 2006. De manera que el efecto negativo del aumento del riesgo-país habría sido compensado por el efecto positivo del aumento de los términos de intercambio del país.

Con respecto al año 2008, me resulta difícil pronosticar el PBI y comparativamente fácil, la inflación. No creo que la crisis hipotecaria de EE.UU. afecte negativamente el precio de las materias primas argentinas; creo que el refuerzo del superávit fiscal debería contribuir a una reducción de la prima de riesgo-argentino; es aventurado pronosticar los desenlaces de los temas tarifario y hold outs. El sentido común lleva a pensar que una reducción de la tasa de crecimiento a 6% es probable, pero subrayo que la tasa de crecimiento es muy sensible a dicho abanico de variables. Con respecto a la inflación, hay también varias fuerzas en conflicto. Pero en vista de que nadie quiere reducirla seriamente, se repetiría un nivel cercano al actual: 23% anual según FIEL.

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