Mentiras presidenciales
Por: Carlos Menem
Senador nacional. Ex presidente de la Nación
Ámbito Financiero
«Yo me puedo equivocar, pero mentir, nunca», mintió el Presidente de la República. Se trata del mismo funcionario que, unos años atrás, confesó ante empresarios españoles que no debían creer en sus dichos: «No atiendan a lo que digo. Mejor, miren lo que hago», les aconsejó, devaluando abiertamente la palabra de la máxima autoridad institucional de la Argentina. Paradójicamente, ese día, al confesar que mentía, que sus discursos iban por un lado y sus actos por otro, Kirchner dijo por excepción la verdad.
No lo hizo, en cambio cuando tuvo que dar explicaciones sobre los cientos de millones de dólares de Santa Cruz que sacó del país. ¿Quién no recuerda que mintió haberlos depositado en la Reserva Federal de los Estados Unidos? La Reserva Federal tuvo que -el término nunca estuvo mejor empleado- desmentirlo.
El Presidente miente consuetudinariamente y cuando no miente él, hace mentir a sus funcionarios. El caso del INDEC y sus cifras manipuladas, que se ha transformado en el hazmerreír y el escándalo del país y del mundo, es un ejemplo emblemático de la veracidad y la verosimilitud oficiales.
# Silencios
Las oportunidades en que el doctor Kirchner se acerca más a la verdad es cuando se encierra en el silencio. Lo hace a menudo. Por ejemplo, cuando se parapetó en El Calafate por varios días tras la tragedia de Cromañón. O cuando le comieron la lengua los ratones tras el fracaso de su protegido, el misionero Rovira, y su pretensión de reelección perpetua. Silencio tras el escandaloso y violento homenaje funerario al general Perón. Silencio despuésdel «toiletgate» de su ministra de Economía. Largo silencio después del descubrimiento de uno de los bultos de lavado de dinero con su amigo Chávez.
Una de sus recientes y penúltimas mentiras la produjo en el marco de un ataque al economista Carlos Melconian: lo acusó de menemista. Melconian, que hoy es candidato a senador en las listas del ingeniero Mauricio Macri, fue mi candidato a ministro de Economía en el año 2003. Pero no lo elegí entonces porque fuera «menemista», sino porque es un economista diestro e independiente. Melconian nunca fue menemista, aunque seguramente simpatizó con mis dos gobiernos (pero si eso fuera un pecado, se trataría de un pecado compartido por muchísimos argentinos, sin descontar al propio Kirchner, a juzgar por los abundantes elogios que derramaba sobre mi persona -aunque no olvidemos que tiene el hábito de mentir- en fin).
# Urticaria
Melconian no tuvo, en rigor, nada que ver con la gran gestión económica de la década del 90, que acaba de ser elogiada por Alan Greenspan, el ex titular de la Reserva Federal.
Reparo en que el párrafo anterior incluye dos elementos que le provocarán urticaria al presidente Kirchner: la mención a la Reserva Federal (que, como dijimos, tuvo que desmentirlo sobre los dólares que sacó de Santa Cruz) y la mención de la década del 90, una época que él trata de demonizar porque no puede emularla, aunque ha vivido de sus inversiones hasta ahora.
El Presidente miente, macanea, calla, oculta, manipula. Es cierto: a menudo también se equivoca. Y su principal equivocación reside en suponer que puede mentirle a todo el mundo, todo el tiempo. Está demostrado que eso es imposible. Y aunque Perón también le saque urticaria, voy a terminar con una frase clásica del General: «La única verdad es la realidad».
Saturday, September 22, 2007
Mentiras presidenciales
Posted by Louis Cyphre at 10:32 PM
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