Monday, April 09, 2007

Hasta hubo deflación en turismo

Hasta hubo deflación en turismo
Por: Juan Luis Bour

Ámbito Financiero

Los métodos autoritarios nunca fueron un buen sustituto de los mecanismos que propone una sociedad abierta y democrática, pero parece que no todos comparten esta opinión. El manejo de los precios por parte de las autoridades es un claro ejemplo de querer reemplazar el funcionamiento de los mercados por un sistema policial y de falsificación sistemática de los datos. El parte de INDEC sobre la inflación de marzo es un ejemplo al respecto.

Hay varias cuestiones para destacar. En primer lugar, parece que nuevamente se verifica el teorema de De Pablo: hace ya más de 30 años, Juan Carlos De Pablo enunció una regularidad típica de los períodos de alta inflación, que se puede exponer más o menos en estos términos: «el índice de inflación del mes coincide con la fecha de su publicación», expresando que cuanto más bajo el índice más rápido se difunde, y si la noticia es mala, simplemente se publica más tarde. Esta vez, como se anunció un índice más bajo que el esperado, la noticia se anunció 5 días antes.

En segundo lugar, la alteración de las metodologías de captación de datos, y las componentes del índice, apartándose de las normas establecidas en la metodología del INDEC, vuelven a estar presentes en el parte de marzo como en los dos meses anteriores. Se está lejos de la versión de un «sinceramiento» del índice anticipada por algunos medios, que a esta altura -de producirse- tendría efectos legales sobre quienes ( acreedores en general) vieron que los ajustes realizados a través del índice CER ( directamente asociado al IPC) son fruto de una manipulación más que de errores de naturaleza estadística.

Más allá de los casos ya conocidos -referidos a alterar las mediciones referidas al sistema de salud, las verduras, la carne, etc.- cabe destacar la incidencia que tuvo en febrero, pero nuevamente en marzo, la caída en el rubro Esparcimiento (3,1% en el mes), concentrada en el ítem de Turismo cuyos precios disminuyeron 9,1%. Más sorprendente resulta observar que el costo de la canasta de Turismo según el instituto fue en marzo de 2007 2,5% inferior que el registrado un año antes. La deflación anual en Turismo no se corresponde con ningún hecho económico, sino simplemente con el cambio de canasta arbitrario realizado por las autoridades de INDEC y del Ministerio de Economía (de quien depende el Instituto).

La manipulación de los índices de precios traerá, tarde o temprano, un aumento de los litigios y probablemente otros efectos aún difíciles de precisar. Siempre será posible ocultar el «verdadero» cambio en el índice si en algún momento el instituto decide cambiar la canasta general (pasando de la canasta de la encuesta de gastos de 1996/7, a la nueva canasta basada en la encuesta de gasto del 2004/5, si se «empalman» las series). Pero en los hechos no es lo mismo subestimar la inflación en un punto por año, que hacerlo en forma abierta y grosera en varios puntos en unos pocos meses.

# Diferencias

Es difícil indicar hoy cuál es la « verdadera» tasa de inflación, pues si bien la mayoría de los precios está ajustándose a tasas de dos dígitos, las diferencias entre unos y otros son bastante elevadas. Precisamente el IPC constituye -cuando es medido de acuerdo con métodos y procedimientos reconocidos y replicables- un elemento de importancia para diagnosticar la presencia de eventuales desequilibrios a nivel agregado y sectorial, y proceder en consecuencia para corregirlos a través de la adecuación de políticas públicas.

Los desórdenes que genera la manipulación del índice y la subestimación sistemática (a esta altura, es claro que se trata de un sesgo hacia abajo, y no sólo bajar un mes y compensar con otro mes más alto) empiezan a generalizarse.

Simplemente a modo de muestra permítaseme señalar: a) la política monetaria es más laxa en tasas de interés que lo que aparece (las tasas son más negativas, porque la verdadera inflación es más alta), b) la política de controles de precios sería superflua, pues basta con manipular el índice para lograr una inflación suficientemente baja (¿algo de esto está pasando?), c) en una economía donde los salarios se guían por el IPC (los salarios más que ajustarse a nivel de empresa, responden a grandes acuerdos colectivos) la desaparición del elemento indexador (o sea, la desconfianza en el IPC) lleva a la posibilidad de desordenar completamente el mecanismo de ajustes salariales.

Es probable que en una economía en la que nadie cree en el IPC, surjan varios IPC «privados» que cada uno validará como la medición más adecuada. Por ejemplo, con una mirada sesgada se podría argumentar que el «verdadero» IPC se acerca a la canasta básica de alimentación, que en los últimos 5 meses ( desde que arreciaron los controles y la intervención en los mercados mayoristas) muestra un crecimiento anualizado superior a 25%. Otros podrían señalar que la «verdadera» inflación se acerca a precios no medidos, o precios de bienes o servicios mal medidos en el IPC oficial. Una mirada rápida indica que la mayoría de los precios de la economía que son de más difícil «control» crecen a tasas que oscilan entre 13 y 18% anual, con las excepciones yendo en general por arriba de estos números. Sólo el tipo de cambio nominal se mantiene relativamente estable en los últimos tres años, pero habrá que enfatizar que la «nueva convertibilidad» depende esencialmente de aumentar (no disminuir) el superávit fiscal y abrir más la economía. ¿Se atreverán a ello los mentores del «nuevo modelo»?

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